9 SEPTIEMBRE 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Caudilla (Toledo)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD PAN F 50
Fecha de diario
2019-09-09
Referencia
9413

TRES DIAS DE AGOSTO IV (día catorce, miércoles). … o no, y la mala suerte sea otra cosa, porque, generalmente, lo que me sale mal en algún punto del recorrido tal vez sea achacable a que los hados de la fotografía me dan la oportunidad de mejorar lo ya hecho. Corregir y repetir es inherente al hecho de crear algo que no existía. Con soporte digital no habría ocurrido porque habría verificado los resultados in situ. En Caudilla, pueblo semiabandonado, al mismo tiempo que yo llegó una furgo (esta vez de verdad) de la que bajó una pareja muy joven (en la veintena), cada uno con una cámara, que se dirigió a las inmediaciones del castillo. Qué casualidad, me dije. Los seguí porque yo iba a lo mismo, con mi vieja cámara grande montada en el trípode. Pararon e hicieron ademanes de encuadrar y fotografiar. Yo me situé a unos treinta metros (no quería importunarles y además ellos habían llegado un poquito antes). El chico me preguntó por el castillo, a lo que no pude decirle mucho, salvo que debía ser del siglo XV (que lo era) y que se había deteriorado a lo largo del tiempo. Él me contestó que debía verse mucho mejor con verde alrededor. Le contesté que eso dependía de lo que uno buscara, fotográficamente claro, porque se suponía que todos estábamos en lo mismo. Me preguntó si había otros parecidos por la zona. Les conté cómo era el de Barcience. Estúpidamente animado me atreví a decirles que el cementerio que se encontraba a tan solo cien metros, con unos altos cipreses al lado, era interesante. Hasta que claro, pasó lo lógico. Ella, que no había dicho ni pio, me cortó diciéndome que vale, pero que ella era una experta. Es decir, me invitó a cerrar mi puñetera e incontinente bocaza. Tenía razón. Fotografiaban digital, seguro. Hicieron algo de toma, siempre desde el mismo punto de vista. Se largaron enseguida, no estuvieron más de cinco o diez minutos (claro, eran expertos); el chico se despidió amablemente, ella, la experta, no lo hizo, me ignoró absolutamente (debió pensar que yo era un viejo friki y que no merecía la pena). Yo, sin embargo, con mis viejos artilugios analógicos, estuve más de media hora haciendo cábalas de cómo podían resultar los niveles de contraste, además de ser el tercer día que iba (el primero di dos vueltas alrededor del castillo buscando los encuadres que pudieran ser más interesantes). Alguien está equivocado, me parece, y seguro que soy yo: ellos, en tan solo unos minutos, determinaron que el tema no daba más de sí (que no lo daba).

Pepe Fuentes ·