BREVE Y RÁPIDO VIAJE A MÁLAGA (dos de junio, domingo). Después de más de tres horas de recorrer una y otra vez algunas de las calles, de subir y bajar, de fotografiar bastante, aunque no todo (en internet hay fotografías de obras que no vimos), dimos por concluida la visita. A la caída de la tarde iniciamos el regreso, que suponía continuar la travesía por la sierra más de una hora, hasta enlazar con la autopista a la altura de Estepona. Terminamos el accidentado recorrido de la sierra en torno a las diez de la noche. Avanzamos en dirección Vélez-Málaga. Paramos en Fuengirola a cenar. Lo hicimos en un restaurante italiano, en torno a las once. Una camarera amable dio de beber a Charlie en un cuenco, pero se aproximó demasiado y reaccionó, como siempre que un extraño se acerca y piensa que le tocará, bufando amenazante y avisando. Ella, muy asustada, dio unos pasos hacia atrás. Nos disgustó mucho la actitud de Charlie, pedimos disculpas a la amable camarera, muy apurados, pero es algo, por el momento, absolutamente incontrolado por su parte. Charlie permanece tranquilo y pacífico en entornos donde haya gente, mucha, sin alterarse en absoluto, indiferente a lo que le rodea, pero que nunca, en ningún momento, sienta que le van a tocar, porque en ese caso reacciona con una suspicacia contundente e inusitada. Terminamos de cenar a las once y media. Después de unas carreras alocadas y festivas de Charlie por la playa (tirando dos veces a Naty contra la arena), reiniciamos el viaje de vuelta. Llegamos a la doce y media a Vélez-Málaga y, como no habíamos conseguido la llave de entrada al parking, nos vimos obligados a dar bastantes vueltas hasta encontrar aparcamiento en la calle. Un gran día de viaje…
Foto: Escultura del Museo urbano de Genalguacil.
26 SEPTIEMBRE 2019
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