6 NOVIEMBRE 2019

© 2016 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2016
Localizacion
Corral de Almaguer, (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD DELTA 100
Fecha de diario
2019-11-06
Referencia
4218

TEMA CINCO: Grupo Hepta, cuando lo sugerente se hace evidente, por Aldo Linares. Este hombre, el más joven de los ponentes (tal vez en la treintena), era delgado, estrecho de hombros, de rostro afilado. De su expresión apenas me percaté (estaba demasiado lejos para mi vista cansada y ánimo somnoliento). A priori, esta ponencia, que versaba sobre actividades del Grupo Hepta, era la que más podía interesarnos dado que es un grupo que se dedica a investigar fenómenos paranormales (presencias, lámparas que se mueven, objetos que caen o que aparecen y desaparecen solitos y cosas así). Su campo de actividad suele ser en casas antiguas y acuden a la llamada de los que viven en ellas, presionados por los “espíritus invisibles” que hacen gamberradas y los asustan mucho (al parecer, esos espíritus son inofensivos, solo que fastidian un poco la vida normal y cotidiana de la gente que las habita). Los Hepta (cinco o seis miembros) actúan bajo pedido con el propósito de neutralizar a los gamberros del más allá. Utilizan un instrumental cuanto menos curioso: bola de cristal, péndulo, medios audiovisuales y quizá algún otro que no supimos. Tampoco supimos si hacían conjuros o ceremonias de “limpia” de presencias. En realidad, por el tal Aldo, no supimos absolutamente nada. Se dedicó a enseñarnos el álbum de fotos del grupo (que manía de los ponentes, todo el día insistiendo en lo mismo: las fotos familiares) y, lo que fue muchísimo peor: nos predicó valores, como cualquier sermoneador. Una intensa homilía. Inaudito. Algo así como el modo en el que debemos relacionarnos con el mundo, con otras personas, con los fenómenos paranormales, con la realidad y que siempre debemos anteponer una concepción del hecho de vivir natural, apegado a la más sencilla y directa realidad. El señor Linares parecía un curilla, innecesario en ese contexto. Otra vez nos trataban como deficientes. Pero todo ese despropósito supuso que, por el estilo de exposición del joven, nos sintiéramos enterrados vivos bajo una montaña de palabras deslavazadas, admonitorias, flácidas, sosas hasta el bostezo. Ah, y de fenómenos paranormales, nada de nada. Terminamos la exposición de este otro predicador sabiendo menos que antes de ir. Todo resultaba ya insufriblemente cansado y estúpido…

Pepe Fuentes ·