EPÍLOGO. Nuestro error: asistir a un “congreso” friki. Todas las aficiones, creencias, heterodoxias, militancias, manías, lo son. Yo mismo, sin ir más lejos, lo soy y mucho, pero de otras cosas. Lo cierto es que el asunto no era propio de nuestro mundo e intereses culturales; tan solo tangencialmente, por ciertas implicaciones estéticas que también tienen que ver con la fotografía, que es una vertiente de lo paranormal o alquímico. Pudimos comprobar que, como en todas las aficiones fou, o perteneces a ese mundo o mejor dejar pasar la opción de acercarte. O estás dentro o estas fuera. Los curiosos no caben. Ellos (ponentes y aficionados), se movían como pez en el agua. Casi todos se conocían y manejaban referencias comunes y momentos felices compartidos. Por otro lado, prácticamente todas las áreas temáticas donde se mueven: ovnis, psicofonías, fenómenos paranormales, presencias, misterios, heterodoxias históricas, religiones, curaciones chamánicas…, son asuntos que se acaban en sí mismos, tienen poco recorrido filosófico, científico o intelectual. Además de estar íntimamente emparentados con las creencias. No hay desarrollo porque no hay elementos de contraste verificables. En un punto de la cadena de conocimiento, ésta se rompe y entramos en el terreno de la fe: “FE. Creer sin pruebas en lo que nos cuenta alguien que habla sin conocimiento sobre cosas incomparables”. Ambrose Bierce. No obstante, como somos personas bienintencionadas y ávidas de conocer, además de que a priori nos lo creemos todo y estamos abiertos a lo probable, a lo posible y hasta a lo imposible, nos acercamos para satisfacer nuestra curiosidad. Lamentablemente, los temas no nos cundieron, no fueron capaces (por ellos o por nosotros) de interesarnos y, en consecuencia, nos aburrimos y hasta dormitamos a ratos. Nos fuimos antes de tiempo, sin lamentarlo y, desde luego, no volveremos a la edición del año que viene.
10 NOVIEMBRE 2019
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