16 NOVIEMBRE 2019

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Oaxaca (México)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD DELTA 3200
Fecha de diario
2019-11-16
Referencia
9595

DIGRESIÓN CINCO. El cuento de las comadrejas, Argentina (2019). Guion: Juan José Campanella, Darren Kloomok (historia original: Augusto Giuztozzi y José A, Martínez Suárez). Dirección: Juan José Campanella. Intérpretes: Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni, Clara Lago, Marcos Mundstock, Nicolás Francella, Maru Zapata. Película teatral: una magnífica casa decadente, decimonónica; un fantástico mobiliario; unos personajes-actores superiores; una intrigante trama y unos diálogos chispeantes, ocurrentes, salpicados de brillantes metáforas sobre epílogos y nostalgias. Campanella y Brandoni, juntos, dos veces en mi vida, en muy poco tiempo (mañana otra vez). Un placer. La película muestra un interesante camino o alternativa de salvación cuando el naufragio es seguro, a saber: o intentas hacer de tu vida una pequeña y preciada obra de arte sostenida por el destilado de la experiencia y la supuesta sabiduría que hayas podido acumular, o es mejor que te mueras. Sí, en ese aciago momento en el que empiezas a percibirte como una puta mierda, un saco de carne podrida lleno de agujeros, pérdidas, enfermedades y babas. Los personajes de esta brillante historia están más allá de las convenciones, de la moral y del tiempo. Ya todo les resulta indiferente, salvo su confort, una cierta seguridad y poder arañar algunos momentos de placer y elegancia a la decadencia. Sí, llega un momento en el que hay que parapetarse, encastillarse y jugar a la inteligencia y el arte, sin más, a resguardo del mundo y de los imbéciles. No, no, los viejos no podemos permitirnos perder la batalla de mantener a cualquier precio una cierta prestancia y dignidad. El asunto ya no va de una guerra cualquiera, sino de una gran conflagración a escala universal. Ah, y si hay bajas, se siente amigo, es hora de matar o morir. A mí me gustaría mucho tener un carácter escandaloso, provocador, indiferente e inmoral y acceder a la potencia del asesino en serie (por el contrario soy medroso y cobardón), pero no para exaltar y ejecutar la muerte física (al fin y al cabo matar la carne es una vulgaridad) sino para urdir la liquidación en serie de la estupidez y, coherentemente, de todos los estúpidos, incultos, vulgares, prepotentes, vanidosos y soberbios que en el mundo son. Y de muchos de los jóvenes imbéciles, como los de la película, que consideran la juventud un valor en sí mismo (son los malos tontos, por demasiado listos, de esta estupenda historia). Sí, los viejos deberíamos ser los más temibles, peligrosos y refulgentes seres vivos del mundo. Los rayos de la guerra. Y si alcanzamos una cierta artisticidad, como los de la peli, mejor que mejor. Ofrece nada menos que dos horas de brillante e inteligente espectáculo; solo se le podría achacar un problemilla: su deriva hacia la autocomplacencia amable que edulcora su acidez. De cualquier modo: Estupenda.

Pepe Fuentes ·