VIAJE A MÉXICO, Julio 2019
México DF:
viernes doce, por la tarde.
Volvimos al karaoke. En la plaza nos encontrábamos varios cientos de personas que en la inmensidad del Zócalo parecíamos pocos.
Nos detuvimos a ver, en un lateral, una biografía ilustrada de Emiliano Zapata, con motivo del centenario de su muerte.
Consistía en unos veinte murales, compuestos con grandes fotografías de época y breves textos que jalonaban momentos críticos de su vida.
Supuse que el homenaje era del gusto de López Obrador, por afinidad. También del mío, por empatía con el personaje y la época histórica en la que vivió. Recordé cuánto me gustó la película de Elia Kazan ¡Viva Zapata!, que apenas recuerdo.
La luz y la tarde fueron decayendo rápidamente.
Buscamos un restaurante donde cenar.
Optamos por uno de los que tenían vistas al Zócalo.
Elección desafortunada ya que la comida fue una bazofia absolutamente incomestible.
No cenamos.
Dado que para nuestros machacados cuerpos eran las tres y media de la madrugada volvimos al hotel.
Nos acostamos a las nueve y media de la noche hora local.
Por la noche llovió, como al parecer hacía todos los días…