10 ENERO 2020

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
pepe fuentes (Toledo)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD DELTA 100
Fecha de diario
2020-01-10
Referencia
9807

EL BATRACIO QUE QUISO SER CANGREJO
(metáfora navideña del reino animal)

Once de diciembre, por la tarde, sesión de masaje fisioterapéutico (por lo del empedrado facial). La cara seguía hinchada. El masaje se lo dio una chica muy joven (también con la cara empedrada, pero en su caso de espinillas y granos postadolescentes), de un modo muy profesional, al menos eso le pareció, porque de masajes no entendía nada. Lo más importante fue que no le dolió en absoluto. A ratos habló de nada con la atenta y joven fisioterapeuta: leves reflexiones sobre el someterse o no a este tipo de tratamientos. Ella, como estaba en el negocio, apoyó la decisión que había tomado el discreto sujeto, es más, dijo que ella se había colocado unos molestos brackets en la dentadura (era verdad) y que a pesar de tener que llevarlos dos años estaba contenta con su decisión. Todo eso lo expresó muy segura de sí misma, y añadió que lo importante era sentirse bien con la propia imagen. Menos mal, al parecer he hecho bien, pensó secretamente, sintiéndose confortado por la muchacha. Tumbado como estaba, y para no correr el riesgo de salir de la clínica con un absurdo espíritu jovial y propositivo, decidió cerrar los ojos y dejar de hablar. Quedaron para una próxima sesión el dieciocho de diciembre, a las dos de la tarde. En esta segunda intervención de la jovencísima fisioterapeuta, sorprendentemente, al pasmado paciente le dio por hablar e hizo muchas preguntas a la joven, como, por ejemplo, de dónde era; si le gustaba su profesión; cuáles eran sus expectativas profesionales; dónde le gustaría vivir, y algunas cosas más. A todas ellas, la animosa muchacha contestó con gusto, tanto que consiguieron establecer una conversación muy entretenida. Resultaba extraña la escena, ya que al paciente no le apetece nunca hablar con desconocidos y sí son jóvenes menos, pero bueno, le salieron así las cosas. Volvería una semana después y ya pensaba que sería la última…

Pepe Fuentes ·