5 MARZO 2020

DIGRESIÓN CUATRO. El secreto de sus ojos, Argentina (2009). Guion: Eduardo Sacheri (novela: Eduardo Sacheri), Juan José Campanella. Dirección: Juan José Campanella. Intérpretes: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Pablo Rago, Javier Godino, Guillermo Francella, José Luis Gioia, Mario Alarcón.
Una vibrante historia de amor en la que los ojos se convierten en los instrumentos de una melodía imposible. Juego intenso de miradas que lo dicen todo. De fondo, un thriller criminal: una violación seguida de un asesinato nefando. Los protagonistas: Espósito (Ricardo Darín), Irene (Soledad Villamil), y Sandoval (Guillermo Francella), componen una sublime rapsodia a partir de elementos como el amor contenido, que nunca adquiere la forma ardientemente deseada, la injusticia de un crimen aparentemente impune, la leal y sacrificada amistad que emerge sobre todas las adversidades imaginables, y la generosidad sin límites de personas ejemplares. También, el estruendoso sentido del humor del personaje de Sandoval contestando al teléfono con ésta y parecidas respuestas: -aquí el banco de esperma, sección préstamos-. Por contraste, y para que los “buenos” resplandezcan como se merecen por su ejemplaridad, hay malos absolutamente perversos, indignos y desoladoramente tontos. Maniqueísmos y cursiladas aparte, la película es sencillamente espléndida, emocionante desde la perspectiva del desgarrador fatalismo que acompaña a los protagonistas. A pesar de estar impregnada de sentimentalismo (casi siempre resulta odioso), en este caso no importa en absoluto porque es su razón de ser y lo es de un modo sobrio, elocuente y conmovedor. El guion está especialmente bien construido y trabado en todos sus aspectos, sobre todo en los saltos en el tiempo (no es fácil), que Campanella resuelve con brillantez, consiguiendo que te impliques en la historia sin reservas, con emoción y compromiso. Diálogos brillantes, inteligentes, empedrados de sentido del humor. Multipremiada merecidamente (Oscar a la mejor película de habla no inglesa, 2009, entre otros). Impecables y emotivas interpretaciones. Soberbia puesta en escena, estructura y tempo narrativo.