6 MARZO 2020

© 2003 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2003
Localizacion
San Pedro (Vaticano)
Soporte de imagen
-120 MM AGFA 100
Fecha de diario
2020-03-06
Referencia
51

DIGRESIÓN CINCO. The Two Popes (Los dos papas), Reino Unido (2019). Guion: Anthony McCarten. Dirección: Fernando Meirelles. Intérpretes:  Jonathan Pryce, Antonhy Hopkins, Juan Minujín, Cristina Banegas, Sidney Cole, Luis Gnecco, Federico Torre, María Ucedo.
Soy un desastre: normalmente, cuando veo una película que me interesa, al día siguiente escribo sobre ella (esta solo me gustó moderadamente), aunque luego lo publique en el diario días o semanas después. Bien, el único problema es que, en este caso, he perdido el texto escrito en enero y ahora, en marzo ya, me encuentro con la fotografía elegida y el día reservado, pero sin texto. Tenía dos opciones (o tres): olvidarme del asunto (pero debo respetar el propósito del diario: prevenir la desmemoria); volver a ver la película, que no me apetecía en absoluto (no me gustó lo suficiente); o lo que estoy haciendo, “marear la perdiz”, para que quede constancia de que la película verla la he visto (aunque ya no tenga frescas las sensaciones y matices). Sí recuerdo que en el texto perdido incluí una frasecita que me parecía adecuada, oportuna y hasta ocurrente, por ser ajustada a la realidad del Vaticano actual y que más o menos era: -ahora hay tres papas presentes y potencialmente visibles en tiempo real: el ejerciente, Bergoglio (el Papa Francisco); el cesante, Ratzinger (Benedicto XVI); y el muerto, Roncalli (Juan XXIII), en la foto-. Y el título de la película sería, si fuera un spaguetti western (que en cierto modo lo es): El bueno, el malo y el muerto. En cuanto a lo que recuerdo es que era bonita y amable, sobre todo porque recreaba lujosamente y a todo color algunos de los ceremoniales en la zona cero del catolicismo. La relación entre ambos Papas que nos cuenta Meirelles es excelente, hasta un partido de fútbol en televisión comparten entre risas (parecen humanos), y en cuanto a sus posturas teológicas,  aunque parezcan convencionalmente divergentes (conservador Ratzinger y “progresista” Bergoglio) son exactamente iguales, solo que cada uno utiliza e interpreta las palabras a su modo, buscando a su público, pero en esencia igualitos los dos; como debe ser para conservar su patrimonio espiritual y material (no sobrevivirían ni como religión ni como comunidad si se dedicaran a cambiar las reglas del juego cada nueva generación). La razón de ser de algo tan inconmovible como las creencias es que nada se mueva y ellos lo saben perfectamente; se pueden permitir ser cualquier cosa menos tontos. Es asombroso la inmensa riqueza y poder que han generado las falacias de la fe, como es el caso de todas las religiones sin excepción. Menos mal que todas, y la católica especialmente, han sido muy fértiles y productivas para el patrimonio artístico de la humanidad. Yo agradezco su existencia y deseo que no desaparezcan nunca, siempre que no inflijan demasiado daño (aunque lamentablemente todas lo hagan, como pasa en la película que comentaré mañana), aunque mi posición siempre será pasiva y escéptica, como prevenido espectador. Bueno, a ver, corto ya, porque me estoy alejando de la película, que no es otra cosa que una pulcra, respetuosa, o más bien complaciente, puesta en escena sobre los personajes pseudodivinos (los Papas), gracias a una generosa producción, un buen pulso narrativo y unas grandes interpretaciones. Más que suficiente.

Pepe Fuentes ·