BREVE DIARIO (de incierta e intermitente duración) DE UNA PANDEMIA UNIVERSAL CONTEMPORÁNEA III
Viernes, trece de marzo, por la mañana no tan temprano.
La preocupación sigue siendo creciente.
No acierto a imaginar cómo viviríamos una situación de crisis prolongada que nos llevara hasta un paisaje, en todos los órdenes, distópico, traumático e incluso de grave riesgo para la supervivencia. Algo parecido al mundo que cuenta Cormac McCarthy en La carretera: “Oscuridad implacable. Los perros ciegos del sol de la carretera. El aplastante vacío negro del universo. Y en alguna parte dos animales perseguidos como zorros escondidos en su madriguera. Tiempo prestado y mundo prestado y ojos prestados para llorarlo”.
Tampoco soy capaz de situarme ante la posibilidad de una infección propia o de personas de mi entorno.
Me pregunto: cómo serían nuestras vidas a partir de esa aciaga y posible mortal circunstancia (al parecer las personas mayores somos colectivo de alto riesgo).
Tal vez ésta espeluznante situación no sea para tanto y un mundo de esqueletos abandonados no llegará nunca…
17 MARZO 2020
© 2016 pepe fuentes