26 MARZO 2020

© 2018 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2018
Localizacion
Pekin (China)
Soporte de imagen
-35 MM- ILFORD SFX 200 (3.200)
Fecha de diario
2020-03-26
Referencia
9902

DIGRESIÓN TRECE. Di jiu tian chang (Hasta siempre, hijo mío). China (2019). Guion: Mei Ah, Wang Xiaoshuai. Dirección: Wang Xiaoshuai. Intérpretes: Ai Liya, Du Jiang, Zhao Yanguozhang, Li Jingjing, Qi Xi, Xu Cheng, Wang Jingchun, Roy Wang, Mei Yong.
Enorme película a la que apenas han considerado los festivales internacionales. Infinitamente más interesante que cualquiera de las que han resultado multipremiadas (prueba de la absoluta relatividad de los valores competitivos, criterios y ortodoxias formales). De estructura clásica pero desarrollo complejo, radiografía la evolución de una sociedad de más de mil millones de seres a lo largo de cuarenta años, a través de tan solo siete personajes y, especialmente, de la pareja protagonista. En ese largo periodo, China pasa desde la ortodoxia dictatorial comunista de Mao, al capitalismo liberal y dictatorial de estado. Todo ese complejo recorrido queda recogido, fidedigna y brillantemente, sirviéndose tan solo de los avatares y evolución de sus personajes en el contexto que les toca vivir. Aun siendo importante la crónica sociopolítica, es un aspecto secundario, ya que, esencialmente, lo que nos cuenta la historia es la vida del matrimonio protagonista y la sobriedad y solidez ejemplar con la que la abordan. Ambos, hacen gala de una sabiduría y una resignada capacidad de lucha. Sobrios y siempre fieles a sus valores sacan adelante sus tristísimas vidas a pesar de la cruelísima circunstancia de la muerte de su hijo (“único hijo”, según política del estado comunista). Wang Xiaoshuai, desarrolla un hilo narrativo preciso a partir de saltos en el tiempo que en ningún momento distorsionan sino que hacen que la historia se despliegue con un ritmo que no decae en ningún momento, todo lo contrario, el largo metraje se ve con una tensión e interés siempre creciente. Un brillantísimo ejercicio de orfebrería cinematográfica. Los personajes crecen y crecen a lo largo del tiempo y se te quedan clavados en la memoria por la complejidad, sufrida austeridad y nobleza de sus vidas. Ambos protagonistas, memorables, obtuvieron el premio a las mejores interpretaciones en Berlín. Bellísima, intimista e inolvidable película.
PS. Última hora del Coronavirus en España: Seguimos escalando penosamente la cumbre del desastre (56.188 contagiados y 4.089 fallecidos). Las ruedas de prensa de los gobernantes no pueden alcanzar mayor grado de inconsistencia e ignorancia (no saben de nada, no contestan a nada y no respetan nada ni a nadie, salvo su propio culo). La extrema situación está poniendo en evidencia la debilidad e impotencia de un país que cada día se aleja más del orden y el pragmatismo (necesario para que sobreviva la libertad), para adentrarse en una creciente e incierta ideologización que puede abocarnos al más frustrante desorden.
El otro día,  apareció la jocosa noticia, acompañada de vídeo, de un tipo de mi ciudad que se disfrazó de perro para salir a pasear (la coartada: las restricciones del Coronavirus); pero a lo mejor no era una esperpéntica estratagema, sino que el canino humanoide se sentía 
 perro y aprovechó el móvil para expresar su naturaleza. Jean-François Braunstein escribe, en La filosofía se ha vuelto loca, que a los muchos síndromes -trans- que empiezan a aflorar en poco tiempo podrían añadirse los -transespecies-, que dicen ser animales atrapados en cuerpos humanos… Quizá, dado que los animales, también los perros, no contraen la enfermedad ni la transmiten, lo que mi paisano pretendía era burlar al mismísimo virus y no a la policía.

Pepe Fuentes ·