DIGRESIÓN NUEVE. Incitement (Incitación). Israel (2019). Guion: Ron Leshem y Yaron Zilberman. Dirección: Yaron Zilberman. Intérpretes: Yehuda Nahari, Amitai Yaish, Anat Ravnitzki, Yoav Levi, Daniella Kertesz, Sivan Mast, Dolev Ohana, Raanan Paz.
Espectacular y bien resuelta mezcla de ficción y documental que recoge imágenes de la época en la que se desarrolla la acción, recreando los hechos que sucedieron en 1995. A partir de la negociación donde se concretaron los acuerdos de Oslo, y que firmaron Yaseer Arafat y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin en la Casa Blanca, con Clinton de testigo y valedor, en 1993, los años posteriores fueron de gran crispación con atentados por parte de extremistas islamistas, con numerosas víctimas civiles. Ese periodo hizo que los nacionalistas radicales y ultraortodoxos religiosos tomaran una deriva de fuerte oposición a los acuerdos, culminando con el asesinato de Rabin el 4 de noviembre de 1995. Todo ese proceso está espléndidamente narrado desde la perspectiva del asesino, Yigal Amir, un joven ultraortodoxo israelí, estudiante de derecho entonces y actualmente en prisión, que nunca se ha arrepentido. Israel es una democracia parlamentaria con un sistema pluripartidista, separación de poderes y sufragio universal. El gran problema social es la permeabilidad entre el estado de derecho y la ultra ortodoxia religiosa, que los lleva a mantener un permanente enfrentamiento entre los partidarios de la democracia plena occidentalizada y los que propugnan una teocracia basada en la Ley Judía. Al otro lado, los palestinos, encarnizados enemigos del estado judío. Es un insondable misterio para mí que millones de personas sean capaces de condicionar radicalmente su vida, o incluso perecer, por unos supuestos dioses que ni siquiera existen (no hay constancia de esa sobrenatural realidad). En ambos casos, judaicos y musulmanes, cuentan con unos jefes espirituales de una poderosa ascendencia sobre los creyentes, a los que manipulan a discreción. Es el caso de esta historia en la que Yigal Amir se deja influir por diversos rabinos que preconizan, basándose en la ley judía, que Rabin es culpable de traición y deber ser ejecutado. Luego, naturalmente, ninguno de ellos da la cara por Amir. Ninguno es condenado por incitación al repulsivo hecho de matar cobardemente. La película de Yaron Zilberman mantiene un hilo narrativo dinámico, mezclando eficazmente material de archivo con la reconstrucción de la vida del asesino. Más que estimable.
12 JUNIO 2020
© 2010 pepe fuentes