DIGRESIÓN QUINCE. Jarhead (Soldado anónimo) EE.UU. (2005). Guion: William Broyles Jr. (Novela: Anthony Swofford), Dirección: Sam Mendes. Música: Thomas Newman. Fotografía: Roger Deakins. Intérpretes: Jake Gyllenhaall, Jamie Foxx, Peter Sarsgaard, Chris Cooper, Lucas Black, Brian Geraghty, Jacob Vargas, Laz Alonso, Evan Jones.
Después del entusiasmo de la película de ayer (1917), de Sam Mendes, había que ver una película más de este magnífico autor al que no seguimos especialmente lo que, a partir de ahora, haremos sin dudarlo. Ha entrado a formar parte de nuestra galería de directores ilustres. Comienza exactamente como otras películas memorables de género bélico: un sargento arquetípico inusitadamente brutal que atemoriza a los reclutas (El sargento de hierro, La chaqueta metálica…). Menos mal que esa ya vista representación dura muy poco, pero no por eso resulta menos eléctrica y mórbida. Luego, las situaciones de camaradería y forja de amistades indelebles entre los puteados soldados, también sabidas, pero espléndidamente resueltas, aunque hacen que la película entre en un valle de morosidad y algunas reiteraciones. Hasta que llegamos al desierto (guerra del Golfo), y ahí entran en juego otros componentes: como la creciente tensión entre los integrantes del grupo de especialistas protagonistas (francotiradores), por la amenaza de guerra cierta y, sobre todo, la espléndida fotografía del desierto en llamas, que ya, por sí sola, hace que la película sea una joya. La presión que sufren por la incertidumbre de un combate que ni siquiera saben cómo se librará, combinada con la frustración de no conseguir entrar en combate y matar, exacerba las emociones. Mendes maneja con gran talento el sentido que encuentran unos jóvenes soldados en el ejercicio militar de alto riesgo. Para ellos llega a ser una razón de existir; la adrenalina que liberan y el sentido de pertenencia a un grupo en situaciones extremas, les colma existencialmente. No se sienten solos nunca. El peligro es una contingencia asumible, y la vida y la muerte quedan subordinadas a la experiencia inmediata, epidérmica, vibrante y apasionada. Todo en sus vidas alcanza un sentido único, libre de incertidumbres y desalientos existenciales, donde matar forma parte de la máxima sensación en ese imprescindible círculo virtuoso. Espléndidas interpretaciones e imágenes de una potencia y belleza conmovedoras.
PS 3… (viene de ayer). No lo sé todavía, sobre todo en estos tiempos en los que todo se fotografía y todo se comparte. Soy de la idea básica, esencial, de que del trabajo de los demás no hay que apropiarse, ni tan siquiera de una coma, y así actúo en lo que escribo (cito escrupulosamente a los autores que utilizo), pero en fotografía todo me parece más complejo, ya que cualquier cosa fotografiada o está creada, o es propiedad de alguien, salvo los paisajes, supongo (o las patas de gallina que fotografiaré y que me compré en Mercadona, por lo que ya las considero mías y no de las gallinas). Por no hablar de fotografías de personas tomadas subrepticiamente, que tantos y tantos han y hemos hecho a lo largo del tiempo (algunas consideradas obras maestras), y que seguimos haciendo bajo la pretensión de una supuesta artisticidad…
21 JUNIO 2020
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