26 JUNIO 2020

© 2020 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2020
Localizacion
TV. Película: Crónica de una asesino en serie, de Bong Joon-ho
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2020-06-26
Referencia
4217

DIGRESIÓN VEINTE. Salinui chueok (Crónica de un asesino en serie). Corea del Sur (2003). Guion: Bong Joon-ho, Shim Sung-bo (Historia: Kim Kwang-rim. Dirección: Bong Joon-ho. Fotografía: Kim Hyeong-ghy. Intérpretes: Song Kang-ho, Kim Sang-Kyung, Kim Roe-ha, Song Jae-ho, Byeon Hie-bong, Koh Seo-hee, Park No-Sik, Park Hae-il, Choi Jong-ryol, Jeon Mi-seon.
Basada en hechos reales. Las películas surcoreanas me siguen sorprendiendo y encantando. Todas fantásticas, sobriamente realizadas, con una solidez y calidad técnica de primer orden. Ésta, ambientada en 1986, es un prodigio de tensión, eficacia, calidad y claridad narrativa. Thriller sin concesiones. Resulta curiosa la Corea de mediados de los ochenta que nos presenta Bong Joon-ho, bordeando el subdesarrollo, cuando tan solo, poco más de treinta años después, es uno de los primeros países del mundo en todos los órdenes (desde luego, cinematográficamente lo es). Tres policías (desastrosos, al menos dos de ellos), investigan los crímenes de un asesino en serie de mujeres, sin saber muy bien cuáles son los móviles, más allá de una aparentemente mezcla de motivación sexual y obsesiones fetichistas. La investigación avanza a trompicones y a golpe de casualidades, pero el asesino es demasiado sutil e inteligente para ellos y no hay modo de que le den alcance. El ritmo es creciente y, a medida que aumentan los crímenes y las desastrosas investigaciones avanzan (al final tienen indudables progresos), te involucras en la película más y más. Me gustó especialmente la gradación cromática que mantiene en todo momento: tonos densos, oscuros, sólidos, que transmiten la atmósfera húmeda y peligrosa de la ciudad rural donde se desarrollan los hechos. Espléndida e inquietante.
PS 8…. En relación con los límites deontológicos de la fotografía, tan resbaladizos, también me pregunto: ¿es lícito que un fotógrafo se arrogue la autoría de una fotografía maravillosa del Duomo de Milán, o de edificios de Manhattan, o incluso de Monument Valley (en este caso el autor puede que sea el mismísimo Dios), aunque tan solo haya sido el artesano que ha representado esas obras en un determinado soporte? Porque él solo ha interpretado, dado que la autoría física y original no es suya. Creo que sí, indudablemente, dado que la fotografía tan solo es reproductora e interpretativa, cuanto mayor sea la carga interpretativa mayor contenido artístico puede haber, aunque esa no sea una premisa universal. Mis fotos de películas no son de autor y tampoco artísticas, ni nada de nada, solo son ilustraciones ad hoc del texto del diario escrito…

Pepe Fuentes ·