6 JULIO 2020

DIGRESIÓN CUATRO. El plan. España (2019). Guion: Polo Menárguez (obra de Ignasi Vidal). Dirección: Polo Menárguez. Fotografía: Alejandro Espadero. Intérpretes: Antonio de la Torre, Raúl Arévalo, Chema del Barco.
Se podría decir que es una película de clase: los tres protagonistas son vigilantes de seguridad, despedidos y en paro; no sé porque he aplicado esa calificación, tan equívoca, que se podría decir extinguida ya. Sus coches, viejos, o están averiados o ya los han vendido para poder pagar las necesidades básicas; sus perspectivas de trabajo, remotas; cualquier idea de progreso, sencillamente imposible. Viven en pisos viejos con muebles de formica, sillones de eskay, cuadros en serie de motivos banales, feístas, lámparas con pretensiones (yo tuve una igual), y enciclopedias de encuadernación ostentosa que no se abren jamás (yo también tengo una de cuando era chico, de marca Sopena, que pagamos a plazos). Lo que quiero decir con estos paralelismos es que yo soy, en esencia, como los tres protagonistas: procedo del mismo sitio, luego creo entenderlos bien. Pero, sin embargo, a la hora de escribir esta crónica sobre la película, no acertaba con las palabras, quizá porque sus vidas están muy apegadas a lo que soy (como ellos, pero más viejo). Fracasados todos. Y claro, surge la tragedia, un desenlace perfectamente lógico. “La pobreza nunca viene sola, se hace acompañar de la locura, del desquiciamiento, de la soledad manchada de espanto, las más de las veces”. Manuel Vilas. Estupendo guion, diálogos ajustados, escenario perfecto y ritmo dramático bien trabado, sólido. Estimable manejo de cámara en un ámbito pequeño y cerrado (un piso) con encuadres bien concebidos y resueltos. Los actores, impecables (soberbio Raúl Arévalo contando su experiencia del desayuno). No conocía nada de Polo Menárguez, pero prometo prestar atención a todo lo que pueda hacer a partir de ahora.