NO TENGO NADA DE LO QUE ESCRIBIR III
“Escribir es una cuestión de trabajo. No hay una línea que un principiante no pueda hacer. No existe el talento. Como los toros, hay que mmmmm [embiste con la cabeza]. Y haces una versión y otra versión y otra versión y otra versión. Tienes que ser humilde porque sólo es una cuestión de trabajo. Por ejemplo, el pobre Rulfo trabajó como un perro en Pedro Páramo. Los mejores son los que trabajan más y no se quedan contentos con la primera versión. La primera versión no puede ser buena. Es un oficio de paciencia. Y de un poquitito de valor para aguantar los tiempos de desánimo, que son tan frecuentes (…) Horacio, el poeta latino, decía que el poeta tenía que trabajar 10 horas al día, una para escribir y las otras para corregir”. Antonio Lobo Antunes
De quienes habla Lobo es de escritores de verdad. Luego, también de lectores de verdad (no se puede ser escritor de verdad sin ser lector de verdad). Yo no soy escritor, por supuesto, solo escribo para no morir mañana (eso ya lo he dicho varias veces) y, por mera lógica, tampoco un auténtico lector. Tan solo soy un tipo al que le gusta leer algunas cosas, a ser posible fáciles de entender. Me exaspera y desagrada lo que mal entiendo y es entonces cuando abandono enfadado el libro que me enfrenta a mi insuficiencia, a pesar de que pueda ser interesante y bueno, incluso para mí. Esto ya no tiene arreglo. El tiempo pasa a gran velocidad delante de mis narices y trae consigo años y años, pero esa ominosa circunstancia no está arreglando nada en mi vida. Fotografío (últimamente poco), revelo lo ya fotografiado desde hace mucho tiempo (mi New Age fotográfica), leo (poco) y escribo lo que no es necesario escribir porque ya estará escrito y mucho mejor, seguro. Un puto desastre. Pero ahí sigo, forcejeando a todas horas con lo que creo que me tonifica culturalmente, luego vitalmente (son mis recurrentes fantasmas, tan ilusorios como todos). Cerraré como empecé, con Lobo Antunes, un auténtico escritor (luego también lector), en una entrevista en El Mundo (14.10.2019): ¿Escribe a diario? “Empiezo a las ocho y hasta la una. Luego, de las dos, dos y media, hasta las ocho. Y después de cenar, una horita”.
18 AGOSTO 2020
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