8 SEPTIEMBRE 2020

DIGRESIÓN OCHO. Berlin Alexanderplatz. Alemania (1980). Película en trece capítulos y un epílogo. Capítulo ocho: El sol que calienta la piel, también es el que quema. Guion y dirección: Rainer Werner Fassbinder (a partir de la novela de Alfred Döblin). Música: Peer Raben. Fotografía: Xaver Schwarzenberger. Intérpretes: Günter Lamprecht, Karlheinz Braun, Hanna Schygulla, Claus Holm, Franz Buchrieser, Brigitte Mira, Roger Fritz, Günter Kaufmann, Gottfried John, Barbara Sukowa, Ivan Desny.
Franz sigue sobreviviendo con un aparentemente pujante estilo de vida. Viste un flamante traje nuevo (por fin se ha quitado la especie de chaquetón con el que llevaba desde que salió de la cárcel) y su relación con el mundo que le rodea, aun mostrando sus miserias, es confiada y valiente, a veces altiva y casi siempre vociferante. Con las mujeres se muestra profuso y desacomplejado, a pesar de que le falte un brazo. Las mujeres representan en su vida su amparo y principal recurso para sobrevivir a su mutilación y su inepcia (no parece que sepa hacer nada). Eva, la prostituta de la que fue proxeneta, sigue manteniendo hacia él una avasalladora pasión y deseo incontenible. Siempre procura facilitarle las mejores soluciones para su bienestar y tranquilidad sentimental y sexual. Encuentra una novia para él, Mieze, una mujer muy joven de la que Franz se enamora; ambos se enamoran nada más conocerse. Conviven, pero Franz, acostumbrado a abusar de las mujeres, está a punto de malograr la relación al no respetar la privacidad de ella y abrir una carta de amor que la dirige un hombre. Paralelamente, inicia un negocio de venta de bienes robados con Willy, el delincuente que conoció en un cabaret…