DIARIO DE LAS OTRAS COSAS 4: me fui de aquel lugar caminando deprisa, corriendo casi, sin volver la vista atrás.
Jueves, veintisiete de Agosto.
Todo iba bien, no había señales de que hubiera absolutamente nadie. Además, en la explanada frente a las construcciones principales, ahora derrumbadas casi todas ellas, no había indicios de que hubiera sido transitada en mucho tiempo: las hierbas silvestres ocupaban casi todo el espacio. Me adentré en una especie de patio en el que hay una dependencia grande, de arcilla, con una abertura por la que, tiempo atrás, al menos en un par de ocasiones, se asomaron dos ovejas curiosas con la lana llegándoles al suelo; mucho tiempo después, tan solo una, por lo que deduje que la otra habría muerto. En ambas ocasiones me asustó mucho la inusitada aparición. Como hacía más de un año, quizá dos, que no había vuelto, y con un confinamiento de por medio, pensé en explorar el cubículo de las ovejas ermitañas, que, con seguridad ya no existirían. Siempre me había preguntado quién las daría de comer y beber. Alguien debía estar o hacer acto de presencia en el lugar, a pesar de que no parecía que hubiera agua, electricidad, ni nada que pudiera hacer vivible ese abandono, incluso para ovejas eremitas. Pero, antes, decidí fotografiar la fachada de la casa que parecía la principal, de dos pisos. Desde la última vez que estuve, se había deteriorado más si cabe: la cubierta se había derrumbado. No obstante, era la construcción más entera. Me dije, quizá en la planta baja haya muebles abandonados, así que me acerqué con la intención de mirar a través de las láminas rotas de la persiana de la derecha. La puerta siempre ha dado la impresión de llevar muchos años sin abrirse. Cuando me agaché para mirar, oí nítidamente a dos personas que hablaban en el interior que yo solo concebía no ya abandonado sino, probablemente, a cielo abierto. Quedé paralizado por el pánico y tan solo se me ocurrió dar la vuelta y alejarme casi corriendo, sin mirar atrás. Menos mal que la fotografía ya la había hecho. Volveré, seguro, pero esperaré a que se me pase el susto.
18 SEPTIEMBRE 2020
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