8 OCTUBRE 2020

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO DIECISÉIS, del uno de Octubre de dos mil veinte (11:00 A.M.)
… ¿Entonces, qué hacer para seguir tirando? Nada amigo, no puedes hacer absolutamente nada. Solo dejarte llevar por la corriente y maniobrar de forma que retrases en todo lo que puedas, sin pasarte con los esfuerzos rejuvenecedores, la aparición del dolor. Que las absurdas disciplinas para mantenerte “en forma” no te amarguen la vida. No hay que desdeñar los sencillos placeres ganados por la adusta costumbre de cumplir años malos. Probablemente, entre caminar hasta el agotamiento y sentarme a rememorar en qué absurdos empeños he malgastado la vida, sea mejor lo segundo. Quizá, el banco al sol invernal tenga más sentido de lo que creo. La mayoría de los viejos lo hacen, luego alguna razón debe haber en esa postrada y alelada postura física y existencial; tantos no pueden estar equivocados. Debo llevarme mejor con el decaimiento. Debo reconocer que, a pesar de lo dicho entre ayer y hoy, puede que el envejecimiento tenga su “punto”. Me explico: últimamente, siento que mi estado de ánimo está mudando paulatinamente hacia una cierta indiferencia tranquila y hasta placentera; o dicho de otro modo, la mayoría de las cosas por las que el mundo activo y todavía joven se retuerce, han empezado a darme absolutamente igual. Un gustazo envidiable…
PS. Fotografía de la serie: Lo que nunca he hecho y jamás haré: Gimnasia.