9 OCTUBRE 2020

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO DIECISIETE, del uno de Octubre de dos mil veinte (5:00 P.M.)
… Aquellas cosas que tanto me han ocupado y hasta preocupado en otros tiempos: el éxito, el reconocimiento social, la fotografía, el arte, la cultura, la creación, el sexo, la amistad, la política (en cierto modo y brevemente), el hacer las cosas bien y, en el colmo de la frivolidad, hasta que el Real Madrid ganara sus partidos, ya casi no me llaman la atención. Ahora, por lo único que siento contento es por satisfacer mis sencillas necesidades y que no me duela nada. Deseo progresar espectacularmente en esa sabia indolencia y alcanzar la indulgencia plena conmigo mismo. Sin embargo, sigo prisionero de un valor que siempre ha tenido una poderosa presencia en mi alma (si es que existe semejante arcano), y no es otra que, procurar por todos los medios no hacer mal a nadie: ser respetuoso y considerado con los demás. Ahí sigo, igual que siempre, en este aspecto, ni vejez ni nada (en confianza, ahora que todo va más despacio, creo que ha sido tan solo mucho de cobardía y poco de grandeza). Cuando era muy niño mi abuela buena dijo -que bueno es Pepito- y, a falta de mejor orientación, para no perder el sentido del que creí mi sino, me dediqué a ser bueno; y seguí y seguí en todas las edades, hasta ahora, que ya soy viejo. Así que nada, ahora, a ser -un buen viejo-, cada día, los que me queden, para no perder mi razón de ser…
PS. Fotografía de la serie: Lo que nunca he hecho y jamás haré: Gimnasia.