31 DICIEMBRE 2020

© 2000 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2000
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 MM AGFA 25
Soporte de copias
ILFORD MULTIGRADO BARITADO
Viraje
1 SELENIO
Tamaño
46,5 x 58,2 cm
Copiado máximo en soporte baritado
3
Año de copiado
2000
Fecha de diario
2020-12-31
Referencia
1529

Hoy es el último día del funesto año y no sé qué escribir ni qué fotografiar
Ha sido un año aciago. Todo el mundo lo sabe, yo también.
A lo largo del año he contado en este diario lo que he ido sabiendo, y como no era mucho, ya ni me acuerdo.
Hoy es el último día del funesto año y no sé qué escribir ni qué fotografiar
Tampoco nadie me pide que diga lo que sé, y lo que no, que es casi todo. Agradecido.
En estos últimos años, un día como hoy, escribí palabras e hice fotografías que pretendían ser ocurrentes.
Ahora sé que no lo eran; entonces, tan solo lo sospechaba.
Estos últimos años (los de antes, cuando no escribía, también), creía que el asunto de la vida era ir tirando como fuera, aunque lo hiciera pisando las propias excrecencias, sin pena ni culpa.
Inconsciente y un poco tonto siempre he sido.
Hoy es el último día del funesto año y no sé qué escribir ni qué fotografiar
Todas las tonterías que escribí, un día como hoy, son parte de las irrefutables pruebas de la autocomplaciente insuficiencia.
Actuaba como si nada pasara. Y, realmente, no pasaba.
O sí, pero nada podía hacer para evitar lo inevitable.
Nadie me denunció por nada de lo escrito, ni siquiera protestó, pero me pasaron la dolorosa factura de la indiferencia y el olvido.
Los pagué con la misma moneda. Céntimo a céntimo y así hasta no deber absolutamente nada a nadie. Tan solo a mi culpa. Pero eso es cosa íntima entre ella y yo. Pura y dolorosa intimidad.
Hoy es el último día del funesto año y no sé qué escribir ni qué fotografiar
En el último día del año de la cruel y absurda pandemia, en el último minuto y segundo, declaro solemnemente que el mundo y yo hemos saldado todas nuestras cuentas: saldo cero.
Ambos podemos irnos a la puñetera mierda en paz. Cada uno por su lado.
Quizá tenga razones para sentirme satisfecho: no es fácil estar listo para el perfecto olvido. Yo creo estarlo.
Hoy es el último día del funesto año y no sé qué escribir ni qué fotografiar
Finalmente, he conseguido escribir, sin embargo, fotografiar no. He recurrido a una fotografía de hace veinte años. Porque sí, porque tiene todo el sentido del mundo y porque creo que nada ha cambiado, salvo mis carnes que se han reblandecido ignominiosamente.
La fotografía: Yo mismo, avanzando hacia una pared: fin de trayecto. Ocurrió en el año dos mil, una tarde de sol y fuerte viento. Las palomas que estaban dentro del edificio, cerrado y abandonado, golpeaban en los cristales de las ventanas buscando una salida. Los ectoplasmas, presentes pero adormecidos (al final de una escalera, cerca de la puerta, fotografiamos uno), me dejaron representar, en silencio, el único y repetido acto más importante de mi vida: solo, frente a una pared vacía. Hoy, veinte años después, dejando a mi espalda el año que termina, la representación sería exactamente la misma que entonces.

Pepe Fuentes ·