5 ENERO 2021

© 2020 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2020
Localizacion
TV. Película: 143 Rue de Désert, de Hassen Ferhani.
Soporte de imagen
DIGITAL 6400
Fecha de diario
2021-01-05
Referencia
8063

DIGRESIÓN TRES. 143 rue du désert. Argelia (2019). Guion y dirección: Hassen Ferhani. Documental sobre la vida de Malika.
En un punto perdido en la inmensidad del Sahara argelino, al lado mismo de la carretera número 1 que lo atraviesa en dirección sur: Casa Malika, en el número 143 de la Calle del Desierto. Ya la primera imagen fija es hipnótica: una figura que camina lenta y torpemente se acerca a la pequeña casa, sola y blanca, con un árbol deslucido frente a la puerta, al otro lado de la carretera por la que pasan espaciadamente algunos coches. La cámara la observa desde la distancia. Es Malika, una mujer tranquila y mayor que mantiene abierto un pequeño restaurante donde sirve café y huevos para viajeros y camioneros. Está sola desde hace muchos años, tan solo acompañada por un gato y dos perros. La cámara la observa con interés a lo largo del todo el metraje. Planos fijos despaciosos, indagatorios, nunca invasivos, tan solo interesados en saber respetuosamente. Malika no habría permitido que no fuera así; por lo poco que llegamos a conocerla (tan solo a través de hora y media de filmación), se muestra como una mujer orgullosa, digna e insobornable. Ella es dueña de su territorio siempre, es quien decide el tono en el que conversa con los viajeros que paran en su casa. Respetuosa y atenta, emplea pocas palabras en las conversaciones con sus circunstanciales clientes, a los que observa y trata con una cierta distancia, siempre protegiendo su intimidad y su espacio. Hablan, sobre todo, de la carretera y de los hechos que suceden en el entorno: pronto abrirán una estación de servicio y un restaurante cerca, lo que le supondrá un gravísimo problema de supervivencia. Lo acepta estoicamente y parece que ha decidido aguantar hasta cuando pueda. Ella no quiere alejarse de la que es su casa. La luminosidad del desierto resta dramatismo a sus solitarios días, sin embargo, cuando cae la noche y solo se ve la luz de su endeble casita y su imagen moverse fantasmalmente en el interior, percibes, en toda su crudeza, la aplastante soledad y fragilidad en la que vive. Malika solo abre su corazón a su gato, al que acaricia y besa emotivamente, y es el único al que confiesa sus miedos, sus temores. Hassen Ferhani realiza un trabajo sobrio, sólido, respetuoso e intenso. Emocionante.

Pepe Fuentes ·