DIGRESIÓN CUATRO: 1984. Reino Unido (1956). Guion: Ralph Gilbert Bettison, William Templeton (Novela de George Orwell). Dirección: Michael Anderson. Fotografía: C.M. Pennington-Richards. Intérpretes: Edmond O´Brien, Jan Sterling, Michael Redgrave, Donald Plaesence, David Kossoff, Carol Wolveridge, Patrick Allen, Mervyn Johns, Ewen Solon, Michael Ripper.
No he leído la memorable novela, quizá porque he tenido conocimiento de lo que sucede en ella en distintos momentos y formatos, a lo largo del tiempo. De cualquier modo, la historia es estremecedora: antes, ahora, y lo será después, mucho después, porque la amenaza que contiene, a medida que la humanidad avanza en el tiempo, solo puede crecer hasta su fatal omnipresencia. No, no parece una delirante fantasía la representación de las circunstancias en las que viven los habitantes de Oceanía. Te llegan a la retina y a la razón como terriblemente vívidas y posibles, porque sabes que nacen de uno de los instintos básicos, oscuros y auténticos, del ser humano: el de la dominación de otros seres humanos. Vi esta primera adaptación cinematográfica, y al día siguiente otra realizada veintiocho años después (la incluiré en el diario de mañana). En esta primera, la atmósfera fría, opresiva, es subrayada por un tétrico tono en blanco y negro muy contrastado, nocturno, agónico, onírico, ominoso. Escalofriante la mera visión de los escenarios donde los personajes se desenvuelven, siempre con el ojo omnisciente, vigilante e implacable. Se trata de una versión diáfana en cuanto a la presentación de la trama literaria, con una puesta en escena imaginativa que acentúa la atmósfera onírica, fatal e insoportable en la que malviven los habitantes de ese maldito imperio, como despojos, piltrafas humanas sin voluntad ni contornos. No hay esperanza para nadie en esta desoladora e insoportable historia. Asusta su permanente y verosímil amenaza. Brillante y perturbadora, de principio a fin.
6 ENERO 2021
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