DIGRESIÓN CUATRO. Fata Morgana, Alemania (1971). Guion y dirección: Werner Herzog. Música: Blind Faith, The Third Ear Band. Fotografía: Jörg Schmidt-Reitwein.
“O te aburrirá o te fascinará” (Dave Kehr, Chicago Reader). A mí me fascinó, de principio a fin. Quizá, como matiz menor, habría preferido que en el montaje acortaran ciertas demoras en el tempo fílmico. No obstante, es un ensayo visual donde interviene la sensibilidad íntima e intransferible de la mirada del autor, como si de una composición musical se tratara, luego difícilmente cuestionable. Asombrosas localizaciones cuidadosamente seleccionadas y tratadas estéticamente, plenas de sugestión y belleza. No sobra ningún escenario sencillamente porque son delicadísimas, respetuosas, líricas, y hasta diría épicas, representaciones de algunas de las bellas texturas de nuestro mundo. Cada una de las imágenes que muestra este alucinante poema visual conecta intensamente con mi propia mirada fotográfica. En cada uno de los escenarios, especialmente en el poblado del desierto, de una belleza hipnótica, yo podría haber estado varios días fotografiando hasta perder el sentido por ensimismamiento y veneración estética. Otra cosa son los textos, mágico-herméticos que no sé hasta qué punto “dicen” sobre la inmensa grandeza de las imágenes. Probablemente, son innecesarios, al menos los que Herzog ha escrito. La verdadera intensidad y misterio de esta especialísima obra radica en la caligrafía fílmica, más allá de sincretismos literarios. Creo que la búsqueda de escenarios y las imágenes obtenidas en ellos, están concebidas con la mirada, sensibilidad e inspiración de fotógrafo de imagen fija. Estática. Gozosa, genial y memorable.
9 FEBRERO 2021
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