10 FEBRERO 2021

DIARIO de las otras COSAS 14
Lunes, uno de febrero de dos mil veintiuno.
Hace mucho tiempo que no escribo de política en este diario de diarios (como lo de nación de naciones, de esa traicionera pandillita de políticos sin fundamento ni lecturas). Tampoco hablo de Arte (este año, la dichosa pandemia ha impedido la celebración de Arco, que siempre visito y aprovecho para escribir sobre ese arte llamado contemporáneo). En cuanto al asunto político, prefiero no recordar lo que he escrito en tiempos relativamente cercanos, ya que mis opiniones cambian a gran velocidad. Es más, si pensara en política seriamente, que no lo hago, cada día escribiría algo diferente, incluso opiniones abiertamente contrarias entre sí. Padezco de inestabilidad ideológica. De cualquier modo, el statu quo cambiante en función exclusivamente de intereses personales de los gobernantes y no generales, no ayuda a establecer un marco referencial propio. Lo que impera es el impulso reactivo, más que la tranquila reflexión. La única razón de ser del político respetable es declinar valores de honestidad y consideración hacia los electores: o es honesto o no será. Los que nacimos y habitamos en esta desenfocada nación, los que sentimos como propias su historia y cultura, ahora nos encontramos en una grave crisis de identidad y, lo que es peor, no tenemos ni la más remota idea de hasta dónde nos harán llegar políticos y partidos que detentan el poder por ser abiertamente traidores, a pesar de que se lo hayamos entregado en las urnas. Para aspirar a una cierta tranquilidad social y política, a los burlados tan solo nos queda sentarnos a ver el espectáculo y relativizar todo lo que podamos, aunque sea una posición bastante cobarde…
La fotografía: Una obra de arte contemporáneo, fotografiada en Arco (2019). Por razones obvias, hiperrealistas y hasta alegóricas, me viene bien para ilustrar el texto de hoy.