DIARIO de las otras COSAS 16
Miércoles, tres de febrero de dos mil veintiuno.
…Tan solo cuarenta y dos años después de la aprobación por aclamación de la constitución española (91,81% de los votantes), nos encontramos con una posible disgregación territorial que tendría que ser impedida por esa norma. Bien es verdad que, probablemente, la mayoría de aquellos votantes ya no estén vivos. Esa situación nos remite a que tendría que haber escrutinios periódicos sobre la validez de los acuerdos marco de orden superior. Me temo que esa alternativa hiperdemocrática es inviable, además de inédita en el mundo. En algún momento, en este diario, me he mostrado acérrimo defensor de la unidad de España, lo que suponía tomar medidas activas y, consecuentemente, beligerantes en la neutralización de los partidos independistas. Ahora, no mucho tiempo después, siento que esa posición por mi parte, además de ingenua, era notoriamente ridícula (menos mal que lo que escribo aquí no va a ninguna parte) ¿Por qué ridícula? Sencillamente porque hace cuarenta y dos años nos engañaron a todos (otra vez los políticos desleales mintiéndonos por intereses propios inmediatos). Ese acuerdo constitucional supuso admitir la entrada de un malicioso y perverso caballo de Troya en el corazón mismo de nuestra organización como estado. Fue introducido arteramente, con el único y traicionero propósito de destruir el orden desde dentro, a corto o medio plazo, como se prefiera evaluar los periodos históricos…
La fotografía: Hoy he recurrido a una imagen, también alegórica, en la que aparece un pollo, símbolo de subsistencia en época de hambruna espiritual, fuertemente iluminado y tentador; ahora sí, hay que cogerlo del suelo y estará sucio, muy sucio.
12 FEBRERO 2021
© 2012 pepe fuentes