EL MAPA DE LOS DÍAS
32. LUNES (15 de Febrero de 2021)
Después de no salir durante casi un mes del entorno de la ciudad (confinados por la dichosa pandemia), Charlie y yo nos hemos encaminado temprano a “nuestra finca” (que no lo es, pero como si lo fuera). Me he llevado la cámara, por si acaso. También por si Ruperta (la tormenta del mes pasado), había provocado algún daño irreparable. Mientras caminaba, observaba cómo Charlie corría apasionadamente, como si no hubiera un mañana. Oía un podcast sobre un filósofo llamado Manlio Sgalambro que, además de los muchos aspectos interesantes de su obra (nihilismo, consuelo, redención, la muerte, la nada…), fue el autor de muchas de las canciones de Franco Battiato, que tanto me gustaba en los años ochenta y noventa y que todavía me gusta, aunque se me ha olvidado un poco. Fotos no aparecían por el camino que llevábamos. Caminamos hasta el fondo, acompañados por una incipiente primavera. Pretendía localizar un leve camino, apenas visible, en el que tengo intención de montar una escenografía performativa, aunque siento una cierta desgana ante la idea de llevarla a cabo (este es un asunto propio del Diario de la Gana y la Desgana, así que lo trataré en ese diario).
De pronto, Charlie, que hacía bastante rato que me faltaba, apareció remontando un montículo. Me alegré tanto de verlo que lo fotografié. Después, nos acercamos a una piscina antigua abandonada donde también tengo pensado realizar otra sencilla performance que requiere un cierto atrezo, pero están surgiendo inexplicables y misteriosas desapariciones de elementos que pensaba utilizar y que están malogrando el propósito. Eso lo contaré otro día. Volvimos a casa. La primavera allí se quedó, prendida en los almendros.