DIGRESIÓN NUEVE. Boże Ciało (Corpus Christi). Polonia (2019). Guion: Mateusz Pacewicz. Dirección: Jan Komasa. Intérpretes: Bartosz Bielenia, Eliza Rycembel, Aleksandra Konieczna, Tomasz Zietek, Leszek Lichota, Lukasz Simlat, Barbara Kurzaj, Zdzislaw Wardejn.
Narra una originalísima historia, dinámica, bien contada, sólida, divertida y, sobre todo, ejemplar. Demuestra, verosímilmente, la grandísima importancia que tiene la mentira, la simulación, la interpretación de papeles. El protagonista, de tan solo veinte años e imaginación e inteligencia portentosas, decide hacerse pasar por cura, muy difícil de creer, por cierto, y a partir de ahí, lo que hace y el cómo representa su papel (admirablemente) cambia la vida de todo un pueblo. ¿Por qué este prodigio? Sencillamente, por la necesidad imperiosa que tienen los seres felices (a veces, los infelices también, si consiguen salvar el escepticismo que genera su dolor) de creer, sea en lo que sea (le habrían hecho Papa sin dudarlo). Quizá merezca la pena detenerse un poco en la indudable importancia que tiene la religión en la vida de las personas. Vertebra, asienta y, sobre todo, consuela. Los humanos llevamos inventando dioses y creencias desde que conquistamos la verticalidad. Si no, probablemente, la vida sería imposible. A los habitantes de ese perdido pueblo de Polonia les salva su fe en Dios, el suyo, y hasta en un muchacho guapo, sonriente y espabilado. También necesitan creer en una sonrisa amable, en el cariño que desprende el chico, y en la belleza. A todos nos pasa. Lo que acabo de escribir pertenece al mundo de lo obvio; lo que ya no lo es tanto, es la soberbia capacidad cinematográfica de Jan Komasa para contar una gran historia, y de Bartosz Bielenia para interpretarla. Película precisa y profunda en el tratamiento de las necesidades humanas. No decepciona ni un solo momento, emocionante de principio a fin.
26 FEBRERO 2021
© 2021 pepe fuentes