DIARIO DE ENVEJECIMIENTO VEINTISEIS, del seis de Marzo de dos mil veintiuno (11:00 horas)
¿Qué nos queda por hacer en la puta y alelada fase de envejecimiento? No tengo ni puñetera idea, creo que nada. Me temo. No obstante, irónicamente, es la mejor época de la vida de una persona, salvo por el descontrolado deterioro físico y espiritual. Y lo es por algo que puede proporcionar una exultante alegría (incluso a mí): el ejercicio diario de la libertad, concretada en una afortunada e inteligente combinación de impunidad e inmunidad: a nadie hay que dar explicaciones sobre nada ni responder ante obligaciones contractuales y, como en los vejestorios no se fija nadie, pues nada, a vivir irresponsablemente que el tiempo, en esta edad, vuela a velocidad estratosférica. Deseemos un poco de gamberrismo senil, por favor. Mi problema: como he sido estrictamente responsable toda mi vida ahora, la práctica de la deseada teoría, ya no me sale ni me saldrá. Un mal negocio haber sido responsable y pobretón, como he sido siempre. Al menos tengo claro que, a mi edad, solo me queda, como desesperado y único recurso decente y honorable, la ironía y un olímpico distanciamiento de todo. Ojalá que, una vez conseguida esa cumbre de escabrosa dificultad pero fácil de remontar ya que solo he tenido que dejar pasar el tiempo, pudiera ser y ejercer de dandi, pero que va, no está a mi alcance porque nunca lo he sido. Esa sublime condición te tiene que venir de antes, desde siempre. Si alguien me ofreciera concederme un deseo sería ese: ser un dandi, al puro estilo francés, o en su defecto inglés. Para mayor agravamiento e imposibilidad, la sociedad española ha carecido de esa maravillosa condición y peculiaridad cultural.
La fotografía: Aunque parezca que no, es que sí; la fotografía de hoy ilustra perfectamente lo dicho: Dejas unas prendas cuidadosamente colgadas de una percha, vuelves unos años después y te encuentras que están así, hechas una mierda a punto de desintegrarse. Solo queda esperar que el tiempo haya creado una textura bellamente revulsiva, sin tener que hacer nada en especial. Yo aspiro a eso, a ser algo viejo con un aspecto que merezca ser mirado y hasta fotografiado.
15 MARZO 2021
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