1 ABRIL 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 800
Fecha de diario
2021-04-01
Referencia
7996

EL MAPA DE LOS DÍAS

39. MIÉRCOLES (10 de Marzo de 2021)
Empiezo a notar que cada día hago más cosas raras, si cabe. Siempre las he hecho pero ahora van acompañadas de lapsus de concentración en un estado de progresiva ansiedad e incluso desorientación o falta de coordinación física. Es como si estuviera sumido en una especie de estupefacción a todas horas. No sé por qué, aunque sospecho que se trata de inexorables síntomas de envejecimiento. En otros momentos me parece que no, que estoy bien, aunque muy obligado por una opresiva sensación de falta de tiempo; sí, porque sé que no me va a dar tiempo a hacer todo lo que tengo que hacer.
Hoy he salido de mi casa temprano, cargado con cachivaches para realizar algunas fotografías metafóricas sobre el paso del tiempo, como siempre (soy odiosamente monotemático). Hice las que tenía previstas, además de las variantes que siempre surgen sobre la marcha. Lo que a priori pensaba que sería interesante y sugestivo no se estaba significando como tal, sino más bien al contrario. Sentí una cierta sensación de malestar e insatisfacción. Todo lo que hacía se me antojaba aburrido. Aunque todavía tengo que revelarlas (New Age, fotográfica), espero que alguna me dé para ilustrar cualquiera de los diarios que tengo abiertos. Ya veremos.
Lo peor vino después: la siguiente misión que tenía era rescatar una escalera (para fines de atrezo fotográfico) que se encontraba en el fondo de una especie de depósito profundo y circular, de paredes inclinadas (no sé cómo se llaman esas grandes cubas y tampoco para qué servían). Llevaba en una oreja un costoso auricular para oír las cosas que escucho cuando camino por los campos. Antes de llegar al punto, pensé que debería quitármelo para evitar el riesgo de que se precipitara al fondo del depósito y, por lo tanto, perderlo para siempre, porque al maldito depósito ni había modo de bajar y menos de subir, a no ser que me ayudara un equipo de bomberos. Nada más llegar, comencé con mis maniobras heroicas, como de misión imposible, olvidándome absolutamente del auricular, y claro, se desprendió y fue a parar al fondo (maldita sea). La escalera la saqué pero perdí el auricular. Siempre me están pasando cosas así.
La fotografía: Del depósito, con la escalera dentro que, como he dicho, saqué con una cuerda y un gancho, así de fácil pueden ser las cosas difíciles a veces. La dejé allí fuera, confiando que no me la quiten como me pasó hace un par de meses con otra tan precaria como ésta, en un sitio tan abandonado como el que se puede ver.

Pepe Fuentes ·