LOS MICROVIAJES: Los Calatravos (y 5)
Viernes, veintiséis de marzo de dos mil veintiuno.
…La proyección o lectura de lo que veíamos no iba mucho más allá de la palpable y dura estructura arquitectónica. Otra cosa era imaginar cómo podía ser la vida real y cotidiana de los moradores del convento-fortaleza a lo largo de más de cinco siglos. No obstante, se puede suponer, a partir de la estricta regla cisterciense para hermanos laicos a la que se acogían: “… impuso a los caballeros, además de las obligaciones de los tres votos religiosos (obediencia, castidad y pobreza), las de guardar silencio en el dormitorio, refectorio (comedor) y oratorio; ayunar cuatro días a la semana, dormir con su armadura, y llevar, como única vestimenta, el hábito blanco cisterciense con una sencilla cruz negra (luego roja, a partir del siglo XIV.)». Wikipedia
Y yo, ahora, podría perorar incansablemente, dejándome llevar por todas las reticencias y prejuicios que acumulo hacia cualquier tipo de inclemencia física, adormecimientos espirituales y vitales inherentes a certezas defendidas incluso con las armas, disciplinas extremas que hagan la vida más áspera de lo que ya es. No lo haré, porque no tengo ganas de cuestionar, sin conocimiento verdadero de causa, la opción vital de miles y miles de hombres y mujeres a lo largo de siglos y siglos. Allá cada uno con sus sacrificios y satisfacciones, por supuesto.
Solo referiré un hecho que presencié (más de una vez) en un local nocturno de ocio y diversión, y que consistió en lo siguiente: -un hombre semidesnudo (con atuendo supuestamente erótico) se arrastraba por el suelo sucio, con un collar y una cadena de la que tiraba una “dominatrix”, al mismo tiempo que le golpeaba sin contemplaciones con un látigo. El hombre parecía disfrutar mucho con el dolor físico y tal vez moral. Esa es la controvertida e inabarcable naturaleza humana, amigo mío, me dije.
A partir de esos indicios, lo de los Calatravos tenía todo el sentido del mundo. Me parece.
La Fotografía: Apenas fotografiamos en la asombrosa e impresionante construcción del Cerro Alacranejo. Tan solo alguna fotografía del interior de la iglesia gótica, de tres naves abovedadas de ladrillo. Quizá lo más significativo de este hermoso templo es el gran rosetón de la fachada, que se remonta a la época de los Reyes Católicos.
En la fotografía, las sombras de Naty y mía, asomándonos a un espacio de luz, mientras el aire silbaba en el interior. Epílogo en claroscuro, inquietante y misterioso, que quizá fuera lo que mejor definiera el alma del lugar.
10 ABRIL 2021
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