11 ABRIL 2021

DIGRESIÓN UNA. Last Child. Corea del Sur (2017). Guion y dirección: Shin Dong-Seok. Intérpretes: Choi Moo.Seong, Kim Yeo-Yin, Seong Yu-Bin.
Ópera prima del director. Este hecho me enfrenta a un prejuicio profundamente arraigado en mí, que no es otro que considerar que una obra creativa, artística o de expresión, sea en el lenguaje que sea, es un proceso parecido al vital o vegetativo del ser humano, es decir, tiene en cuenta la experiencia y el paso del tiempo como factor de crecimiento. En este caso, aunque Shin Dong-Seok sea un hombre de cuarenta y tres años, lo que le otorga una amplia perspectiva y margen vivencial para realizar una obra de un impresionante calado emocional y existencial, es tremendamente llamativo que maneje técnicamente el relato cinematográfico con tal perfección y lucidez.
La historia, de tres personajes en primer plano y unos secundarios que tan solo dan soporte argumental, es de una hondura sentimental y emocional, especialmente en la segunda parte, que impresiona y sobrecoge.
En la primera, a modo de introducción, son presentados los tres protagonistas, que vienen de vivir una tragedia arrasadora. Los padres de un muchacho ahogado se encuentran con el chico que intentó salvarle de perecer (según la narración formal del accidente; en realidad, el causante de la muerte de su hijo).
En la segunda parte, entra en juego la verdad de los hechos y afloran los sentimientos humanos en carne viva: enfrentarse al dolor desde la verdad, la venganza, la superación del dolor, el amor y, por encima de todo, el perdón como opción redentora. Shin Dong-Seok afronta con honestidad, valentía, madurez e inmenso talento un complejísimo dilema moral y humano, muy humano.