12 ABRIL 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
TV. Película Un hombre de más, de Paolo Sorrentino
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2021-04-12
Referencia
9176

DIGRESIÓN DOS. L’uomo in più (Un hombre de más). Italia (2001). Guion y dirección: Paolo Sorrentino. Intérpretes: Toni Servillo, Andrea Renzi, Nello Mascia, Ninni Bruschetta, Angela Goodwin, Enrica Rosso, Peppe Lanzetta, Roberto De Francesco, Marzio Honorato.
Desde que vi La gran belleza, me hice fan de Sorrentino y, con él, de Servillo, que me parece un actor superior porque es capaz de dotar de encanto, credibilidad y de una fuerte personalidad y carácter a sus personajes. Ya, en esta ópera prima de Sorrentino, están las coordenadas de lo que ha sido su cine a lo largo de veinte años: una sostenida sinfonía de complejos movimientos en torno a la melancolía, la tristeza y la alegría a raudales, la decadencia, el paso del tiempo y, por encima de todo, la Belleza. ¿Qué es la belleza? Sería lógico preguntar, y yo, en este preciso instante, no me contesto, como hago tantas veces. No lo sé. Pero en esta película la he percibido de un modo abrumador y, a partir de ahí, se me ocurre definirla como un latigazo, un relámpago, una eclosión incontenible, una visión que se percibe nítidamente y conmueve. La trama avanza a través de un relato que significa la decadencia como algo que siempre llega, por muy alto que subas, desplegada en unos escenarios que son una fina mezcla de los lugares comunes ochenteros, pero siempre con la sutileza del agudo sentido de la estética que posee Sorrentino. En algún momento, comenté a Naty que la película me parecía parada, que se enredaba obsesivamente en lo mismo, es decir, apenas nada; hasta que llegamos a los apoteósicos últimos quince minutos, donde todo salta por los aires, sobre todo en la entrevista en televisión a Tony (Servillo) (cantante famoso en caída libre). Soberbia puesta en escena y confesión del trasnochado artista cocainómano y mujeriego. Naty y yo coincidimos en que por esos quince minutos había merecido la pena, sobradamente, ver la película.

Pepe Fuentes ·