DICCIONARIO DEL TONTO
AMISTAD: “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. RAE
Quizá la Academia debería incorporar a sus acepciones algo más de brillantez que definiera el significado de un modo, digamos, más certero por creativo, y no tan frío y formal. La Academia no lo hace porque no debe. Sin embargo, este diccionario, tan solo ideado para que el Tonto deje dicha su propia idea sobre cada vocablo, se permitirá cualquier licencia que se le ocurra.
“La amistad, el amor, es poder ser débiles juntos”. Paul Valéry
Es difícil encontrar una mejor definición ideal de la amistad. También del amor, quizá sobre todo del amor: la amistad también es amor y, sobre todo, respeto. Siempre que he sentido que algún amigo me perdía el respeto le he arrojado a las tinieblas del olvido.
Todos sabemos lo que es la amistad, o al menos, todos, sin excepción, tenemos una idea bastante precisa de lo que es la amistad para uno mismo. O no.
Yo, por ejemplo, siento que tengo lagunas conceptuales y emocionales a la hora de ubicar este sentimiento en mi consciencia (alma). Sí puedo afirmar que siempre ha obedecido a un deseo de compañía, de intimidad y de poder compartir con otro u otros (los amigos que a lo largo del tiempo han sido) alguna inquietud vital que en un momento dado me afectara o interesara. Han predominado tres aspectos: artísticos, intelectuales y existenciales (todos muy serios); laborales (circunstanciales y sin apenas importancia en el tiempo); y, sobre todo, amorosos o sexuales (salir a ligar, esa frivolidad tan importante que tanto une). Philipp Roth hablaba de lo importante y esencial que resulta poder hablar del sexo propio con algún amigo. Afortunadamente, yo he tenido algunos amigos con los que he podido hablar libremente de eso; bueno, más o menos.
“Había muchas clases de amistad, pocas que no tuviesen algún interés egoísta encubierto, más o menos inconsciente. No era fácil creer que hubiera un sentimiento humano que no tuviese su fondo de utilidad”. Pío Baroja
Ahora, que ya casi todo es pasado y amigos ya no se hacen, creo que la amistad es muy importante. Para mí lo ha sido porque me ha ayudado a vivir en muchos, muchísimos momentos de mi vida; sobre todo me ha servido para conjurar la soledad.
También me resulta curioso acordarme de que cada una de las amistades han tenido una frecuencia propia e intransferible (lo que hablaba con un amigo no lo hablaba con otros).
De cualquier modo y posiblemente, me parece que la amistad está sobrevalorada, incluso para mí que he sido bastante dependiente de ella, porque el paso del tiempo hace que se desvanezca sin apenas duelo y con mucho olvido. Y, a la hora de la verdad, es decir, si la vida somete a esa amistad a una dura prueba, es difícil que el resultado sea noble e ideal, más bien acabará siendo miserable.
AMISTAD. “Embarcación capaz de llevar a dos personas si hace buen tiempo, pero solamente a una cuando el tiempo es malo”. Ambrose Bierce
El capítulo de la amistad activa ya está acabado en mi vida porque amigos apenas me quedan y nuevos no haré (parece que la edad solo sirva para ir cerrando puertas vivenciales). Solo me quedan dos amigos y el ejercicio de la amistad lo conjugamos cansinamente, con pocas ganas y menos entusiasmo.
PS: Mañana publicaré un apéndice que, por tratarse de una experiencia personal, no incluyo en este Diccionario del Tonto, pero que tiene que ver con la singular y extraordinaria vivencia de la amistad.
La Fotografía: Un amigo que lo fue desde mis veinte años, más o menos (él era algo más joven). Lo fuimos durante treinta y cinco años, momento en el cual la amistad se diluyó de forma instantánea e irreversible, sin motivo, sin enfado, sin nada. Simplemente dejó de existir sin que mediara ninguna explicación. No nos hemos visto ni hablado en estos últimos trece años, ni creo que lo hagamos nunca más. Obedeció a algo tan sencillo y natural como que desaparecimos el uno para el otro, sin causa ni razón (nuestro tiempo se había acabado y lo vio él antes que yo). Ahora, parece que nuestra amistad no hubiera sucedido nunca. Hay algunos amigos más que han cumplido el mismo protocolo, pero no han sido tan importantes como él, o sí, no lo sé bien ahora. “No hay amigos: hay momentos de amistad”. Jules Renard