20 JUNIO 2021

© 2018 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2018
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD PAN F 50
Fecha de diario
2021-06-20
Referencia
8880

APÉNDICE A LA ENTRADA DE AYER,  del Diccionario del Tonto.
Recuerdo de una experiencia personal que ya estaba reposando en el olvido pero  desempolvo ahora porque creo que  tiene sentido argumental. Sucedió hace bastantes años (2009) y tiene que ver con la amistad y con lo que afirma Philip Roth en Patrimonio: «No hay que olvidar nada».
A lo largo de dos mil ocho y dos mil nueve realicé seis sesiones fotográficas que, junto a algunas más, titulé: La habitación de retratar (aquel ejercicio fotográfico no me salió muy bien, aunque puse mucha ilusión). Entre los retratados estaban los que yo consideraba que eran mis seis mejores amigos en el tiempo. Mi compromiso con ellos era entregarles una hermosa copia analógica de 50×60, acompañada de una larga carta donde dibujé un breve perfil de cada uno de ellos, glosando laudatoriamente los signos y valores que había tenido nuestra amistad. Procuré resaltar los aspectos emotivos y entrañables y, sobre todo, afectivos, que nos habían unido (esas cartas las publiqué en este diario en dos mil nueve: dediqué seis entradas a cada uno, creo recordar). Lo hice porque sí, porque quise, porque pensé que era un homenaje merecido a nuestra amistad, para nuestra memoria y, por supuesto, sin esperar nada a cambio, y nada obtuve. Conseguí entregar físicamente cuatro de mis trabajos y, dos de ellos, ni siquiera se molestaron en recogerlo. Por supuesto, ninguno se tomó el esfuerzo de contestar a mi carta, ni siquiera hicieron mención a ella verbalmente, simplemente se callaron (les debió parecer una mierda que no merecía ni tan siquiera un cortés comentario). Les comuniqué sentidamente lo que fueron y significaron para mí, pero yo me he quedado sin saber quién era o fui para ellos. Supongo que poca cosa, o más bien nada en absoluto, a juzgar por el resultado de la experiencia que ni siquiera los animó a ocupar tan solo unos minutos en contestarme. Nunca espero nada de nadie y por eso olvidé enseguida su falta de respuesta; o más bien no me afectó en absoluto porque no la esperaba. Ahora me pregunto: ¿esos hombres eran auténticos amigos? Creo que sí, a pesar de todo, pero les faltó sutileza y consideración (suponiendo que me consideraran amigo), porque no puede haber amistad sin respeto, condición sine qua non para que el acontecimiento suceda; y eso pasa, necesariamente, por contestar a las cartas, sobre todo si tienen un marcado signo íntimo y personal. Bien es verdad que fue iniciativa mía y no debía esperar correspondencia, pero si nos ponemos en ese plan, todo se puede ir a la puñetera mierda. La amistad es un intercambio de gestos porque si no, No.
La Fotografía: No, que nadie se llame a engaño, artista no soy. A poco que hiciera un poquito de trampa, apenas sin importancia (cambiar el año de creación de la foto y nadie podría decir lo contrario, salvo yo, claro), el conjunto del texto con la imagen sería perfecto, se podría decir que es una imagen creada ad hoc, de alto poder simbólico y alusivo (seis amigos, seis cabezas); pero no, la fotografía está realizada hace tres años, con un propósito diferente al del texto de hoy. A no ser que el arte también sea casualidad, artista no soy de ningún modo.

Pepe Fuentes ·