30 JUNIO 2021

EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 3.
Mes presidido por el dolor (Herpes Zoster) en el que incluso he hecho el gilipollas (es el rasgo más genuino que adorna o afea mi manera de ser) al tragarme la patraña de una supuesta curandera a la que no asistía el éxito (a mí tampoco).
Emmanuel Carrere, en la introducción  de Yoga que he empezado a leer pero que no sé sí continuaré y mucho menos si terminaré, incorpora la siguiente cita: “Cuando saquéis lo que hay dentro de vosotros, eso que tenéis os salvará. Si no tenéis eso dentro de vosotros, eso que no tenéis dentro de vosotros os matará”.  Evangelio apócrifo de Tomás.
Sigo escribiendo y fotografiando, como el buscador de oro solitario en las apartadas montañas, pensando y, sobre todo, sintiendo que finalmente encontraré la veta salvadora, porque oro hay seguro, me digo cuando estoy contento. Solo hay que perseverar y yo persevero (mucho). No quiero ni pensar que solo haya piedra y polvo, porque eso que no hay me matará, lo dice Carrere, sobrado de razón.
Bueno, a lo que iba, el epílogo. Este mes ha tenido:
Una crónica viajera, nada menos que a Tucson, que creo que me ha quedado muy bonita.
Una horrenda crónica de mi relación y evolución, siempre dolorosa, con el dichoso míster Zoster (por cierto, la última y significativa novedad es que he acudido a un neurólogo que ha sido el único que se ha tomado en serio mis dolores y ha establecido un plan paliativo prometedor).
También ha acudido a la cita el Tonto de las narices (ese por ahora no falla) desafiando a su incompetencia abordando palabras difíciles y trascendentes (ya que me pongo, que al menos sean palabras importantes, piensa él).
El Diario de Revelado (dos entradas), con fotografías estimables, me parece, y textos que también tenían el tiempo justo de cocción.
Algunas buenas y bonitas películas en el apartado de las Digresiones Cinematográficas
El Mapa de los Días, a final de mes, ha dado noticia sobre la probable y próxima publicación de un libro fotográfico en esta web (un editor real sería, sencillamente, tan imposible como alcanzar el planeta más lejano del universo, por eso tan solo se ofrecerá, gratuitamente, para quien quiera verlo y quien no, pues No).
Y, por último, posiblemente el asunto estrella del mes, al menos fotográficamente. Una Digresión Literaria, y digo bien, porque tiene más de ficción que de ensayo sociopolítico, aunque lo que pretende sea eso último, sobre Sergio del Molino (Contra la España vacía). Lo más importante para mí es que, independientemente de la justeza de la crónica (lo mío en las digresiones no alcanza el valor de críticas sino de crónicas sensoriales de lo que veo o leo), es que me ha permitido traer a la luz algunas fotografías que me parecen muy buenas e interesantes (a ver si va a resultar que la veta de oro existe y me está costando más de lo debido encontrarla, ya veremos).
La Fotografía: Una más de un juego de espejos fotográficos a partir de pinturas del gran Masao Shimono (de su primera época toledana, 1975), quien peregrinó desde la lejanísima Kioto hasta Toledo, como si de un Greco redivivo se tratara. Fue un gran pintor y amigo. Se quedó a vivir en Toledo hasta su muerte; nunca entendí bien su decisión, no obstante, al final, poco antes de que le acometiera un cruel cáncer, ya pensaba en volver a su casa. Podría contar ahora mis peregrinaciones por campos de trigo segados (pero no lo haré), con mi vieja Mamiya con la que hice las fotografías objeto de mi propósito (éstas, en color, las hice con la cámara de Naty con la única intención de que sirvieran de making-of).