MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo uno
ARCO: Feria de Arte Contemporáneo 2021. Madrid.
4. Domingo, once de Julio de dos mil veintiuno
Naty y yo caminamos y caminamos (procurando no desorientarnos) lentamente.
Mirábamos y fotografiábamos lo que nos llamaba la atención, porque a eso fuimos, solo a mirar y fotografiar. Supongo que si fuéramos entendidos habríamos analizado las aportaciones de las galerías, contextos socio-artísticos de procedencia y tendencias de las diferentes disciplinas artísticas: como la reciente aparición de los nuevos soportes llamados NFT (token no fungible) que comenzarán a extenderse rápidamente en el mercado (se ha vendido uno gigantesco a partir de archivos JPG por 69,3 MM de dólares); el arte electrónico (vimos una obra, por cierto). Y, por supuesto, y sobre todo, la presencia y evolución de artistas y sus obras, protagonistas absolutos de cualquier representación artística. Por ejemplo, había dos o tres obras de Marina Abramovic, a la que años atrás yo critiqué por el simplismo trascendente de sus performances (exageraba mucho) y que este año ha presentado composiciones muy bien estructuradas, de extrema calidad (ha invadido el campo fotográfico), y muy sugerentes y misteriosos posados. Ahora es fotógrafa, y muy buena, por cierto…
La Fotografía: Muestra el espacio expositivo de una galería, con tres obras (habría más, seguramente): una escultura de un caminante (como nosotros), o de un alcalde con el bastón de mandar, o de un pastor, o, seguramente, de nadie en especial; un cuadro, o más bien un marco, dentro no había ninguna representación, ni figurativa ni abstracta ni de ningún tipo, solo la inmaculada blancura, que tantas cosas puede significar (cada día veo más marcos sin nada dentro en el arte contemporáneo, probablemente porque no hace ninguna falta, no sé); y, por último, una especie de cojines rojos cosidos el uno al otro.