MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo uno
ARCO: Feria de Arte contemporáneo 2021. Madrid.
10. Domingo, once de Julio de dos mil veintiuno
A las tres de la tarde fuimos aflojando el ritmo de pasear, mirar, fotografiar. Notamos fatiga porque comenzamos a sentarnos de vez en cuando, sin venir a cuento porque todavía no habíamos terminado.
Quizá ya es hora de que haga un resumen final de nuestra visita, pero mucho me temo que como no tengo que dar cuentas a nadie de lo que vi, salvo a mí mismo, y últimamente me juzgo de un modo bastante indulgente, no lo haré. En la prensa y otros medios hay multitud de crónicas resumen de lo más significativo de esta edición y, desde luego, técnica e intelectualmente mucho mejor desarrolladas, ya lo creo.
Fotografié una cita que se encontraba entre dos obras de gran formato y una chica sentada entre ellas, leyendo. Las obras y la cita eran de Soledad Sevilla, artista importantísima de estas últimas décadas (ahora, tiene 77 años), Premio Nacional de Artes Plásticas de España de 1993. Me resulta asombroso y admirable que siga en activo y en primer plano, cuando a mí me cuesta tanto todo, con diez años menos. El texto era el siguiente:
Las tardes azules
“Cuando el origen se encuentra de manera precisa en la realidad exterior, como es el caso de estas obras, el proceso de conceptualización que media entre una forma y otra forma, entre una materia y otra materia, manifiesta la grandeza del arte”.
A cada uno de los lados de este texto se encontraban las dos obras, a las que debe hacer mención, ambas de formas geométricas serializadas. No obstante, he leído varias veces el contenido del mensaje, muy bello, por cierto, y no llego a comprender bien que la grandeza del arte esté precisamente donde dice Soledad Sevilla, aunque ella debe saberlo, seguro.
Por último, decir que, aunque no ha sido una edición especialmente brillante, ha merecido la pena llegar hasta Ifema y pasarnos unas horas paseando y fotografiando entre obras de creación, un honor y un auténtico placer.
Estoy deseando que llegue la próxima edición a la que no faltaré, salvo motivos de fuerza mayor (que enferme o me muera).
La Fotografía: No, no somos esa pareja que está sentada de espaldas, pero podíamos haber sido perfectamente, porque allí estuvimos, haciendo lo mismo que ellos: mirar.
Comimos (lo contaré mañana, al final de El Día de los Epílogos) y después continuamos deambulando, pero ya con menos ganas. Vimos el dichoso ‘Guernica Gernikara’, de Agustín Ibarrola, todo en clave muy Vasca (no me impresionó en absoluto, a pesar de que ha sido lo más celebrado de la feria); lo ha comprado el Museo de Bellas Artes de Bilbao, también en clave muy Vasca. Todo quedaba en casa. Cerca de las cinco abandonamos la Feria.