EL DÍA DE LOS EPÍLOGOS 4.
Empecé el mes con el paraíso de los viejos, que me remite a una agónica pregunta sin efectos prácticos. En caso de que tuviéramos los medios (ser inmensamente ricos) para acceder a vivir nuestros últimos años en un sitio como ese ¿Lo haríamos? A estas alturas, no lo sé porque, si bien a nosotros la gente no nos gusta demasiado (más bien nada), sí nos ha encantado, durante bastante tiempo, jugar con el deseo. Pero, dado que ya, ni deseos ni nada de nada, por mi parte solo tengo una respuesta posible: No, no ingresaría en la Sodoma de la tercera edad; para qué? para aguantar vulgaridades y tonterías de los otros: de ninguna manera.
Después traje al diario dos documentales sobre artistas señalados, Burden y Beuys; el segundo peor, pero más famoso, y el primero, mejor, pero menos famoso. Lo que demuestra que la fama y la calidad no son, necesariamente, infalibles compañeros de viaje.
El Mapa de los Días, este mes, me ha permitido conjugar alguna de mis edades, es decir la memoria, y exaltar el perfil del perfecto perdedor: Yo, no hay nadie mejor que yo perdiendo y perdiendo, a lo que sea.
Y, después, otro tipo de pérdida, la de la vida en modo lento, también llamada Envejecimiento. Una interesante secuencia fotográfica, me parece, en la que termino, como quien no quiere la cosa, con diez años más. Y espero que se cumpla, aunque me martirice la próstata o cualquier otra tontería sin importancia.
Más adelante, enfilando ya el fin de mes, un remanso de paz y felicidad: La presencia de la familia Fuentes, la mía.
Por último, el Arte ¡¡¡oh el Arte!!! El más grande invento del ser humano, junto con la risa (aunque eso me parece que viene de serie). Me gusta tanto que he abierto un nuevo capítulo en este diario: Monólogos sobre Arte, que inicio con Arco: Feria de Arte Contemporáneo de Madrid 2021, a la que he dedicado estos últimos días, con mucha prosopopeya.
La Fotografía: Comimos en un restaurante de La Feria (Arco) y la comida debía estar en línea con algún tipo de “concepto” metafísico que mis glándulas gustativas no alcanzaron a valorar (cebolla y zanahoria picadas nadando en aceite). Sin embargo, asumí el menú estoicamente como parte de la ceremonia artística (había bastantes galeristas o ayudantes en el comedor), impregnado del arte que se me había pegado al cuerpo entero, como siempre me pasa en Arco. Nada más terminar de comer decidí ponerme en modo: -artista contemporáneo, versión Duchampiana-, y fotografié la incidencia del Covid, en una Feria de Arte, metafóricamente, claro. Conceptualismo sociológico puro, o artístico, o sanitario, que ya no sé por dónde me ando.
31 JULIO 2021
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