DIGRESIÓN UNA. Ehky ya Scheherazade (Mujeres de El Cairo). Egipto 2009. Guion: Wahid Hamid. Dirección: Yousry Nasrallah. Intérpretes: Mona Zaki, Mahmoud Hemida, Nahed El Sebaï, Hassan El Raddad, Fatma Nasser, Sawsan Badr, Rehab El Gamal, Nesreen Ameen, Mohamad Ramadan.
Los críticos se han puesto estupendísimos con esta pelicula y la acusan de rudimentaria, maniquea, obvia y que bordea el culebrón televisivo; no obstante, la reconocen su audacia y oportunidad al poner en evidencia la situación de la mujer en el mundo musulmán. Discrepo absolutamente de su visión conservadora: la aparente exquisitez ultramoderna también encierra prejuicios y dogmatismos que hace que ciertas películas se vean con preservativos en la mirada. A mí, esta obra, me ha parecido espléndida de principio a fin y, desde luego, creo que la directora es una mujer brillante y enérgica a la hora de llevar a lenguaje cinematográfico unas evidencias sangrantes (un crítico habla del discreto talento de la realizadora, del que él carece, claro).
El problema cultural de Egipto, o de cualquier otro país musulmán, no es de las películas que ponen en evidencia los valores que imperan, sino de esos propios valores enfermizos que hacen sufrir a tanta gente, quiero decir, únicamente a las mujeres. A partir de esa premisa lo que más fácilmente puede suceder para un espectador occidental, y más si ese espectador es “exquisito” (como los críticos), es que las historias que nos cuentan parezcan evidentes, pero es que allí las cosas son así de burdas, primarias e insufribles.
¿Por qué esta pelicula es excepcionalmente buena? Muy sencillo, porque las tres historias que cuenta Yousry Nasrallah, más la de la protagonista, tienen garra y credibilidad. Cada una de ellas te atrapa hipnóticamente por su fuerza y desgarro, por la inaudita injusticia que esconden y porque es imposible no sentirse solidario con las mujeres por el trato vejatorio que sufren. Lo que me importó de esta historia es que me llegó con una energía que me involucró; a fin de cuentas es lo que quiero sentir emocionalmente con lo que me cuentan, otra cosa son cánticos celestiales que lo más probable es que me aburran hasta el bostezo. Necesaria y arrebatadora.
1 AGOSTO 2021
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