11 AGOSTO 2021

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO TREINTA Y CINCO, del once de Agosto de dos mil veintiuno (10:37 horas)
A pesar de las muy malas expectativas que presiento ahora mismo, todavía deseo aparecer en este diario el año que viene, con mi cara aproximándose peligrosamente a la obra de arte total (hay aspectos de la vida que, por suerte y contradictoriamente, solo pueden mejorar). Quiero tener el rostro de Björn Andrésen (diario de ayer), aunque tardaré mucho más, porque él ya ha llegado, con dos años menos. Un prodigio del metabolismo artístico. Cuando suceda, por fin, yo mismo sería arte, sin esfuerzo ni cansancio.
Ayer, día de cumpleaños sin celebración, pasé el día encapsulado anímicamente. Recibí las voluntariosas llamadas de felicitación que todo el mundo hace (léase unas poquitas personas: solo familia), porque no tienen más remedio y porque no quieren quedar mal. Me gustaría decirles que no tendría ninguna importancia que no lo hicieran, al fin y al cabo, tan solo se trata de intercambiar unas cansinas fórmulas de cortesía, plenas de desmotivación. Pero, como no quiero líos y forzar desafecciones formales con las que no gana nadie, pues nada, no les digo nada. Y ya está.
Fin de los días conmemorativos (ayer y hoy). Mañana ya veremos.
La Fotografía: Realizada por Naty (si me hubiera autofotografiado habría salido mucho peor, seguro). Hasta el año que viene en este trance (espero) y mucha suerte para todos.