8 SEPTIEMBRE 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Una mudanza, Toledo
Soporte de imagen
-DIGITAL 640
Fecha de diario
2021-09-08
Referencia
534

CRÓNICA DE UN ALEJAMIENTO TRISTE Y ALEGRE AL MISMO TIEMPO
Capítulo 8.
-Y se fue para no volver. Lloré-

El tres de Septiembre, viernes, a las ocho de la mañana, un camión aparcó en las inmediaciones de nuestra casa. Los operarios comenzaron a sacar muebles y objetos (cajas con motivos decorativos, pinturas, fotografías, libros, ropa, zapatos, en fin, todo tipo cosas) y cargarlos en el camión.
No, no había marcha atrás. Solo pensar esa posibilidad nos habría decepcionado hasta lo insoportable. Sencillamente, sería impensable, significaría recluirnos en una celda y tirar la llave al mar, por mucho que nuestra vida hasta hace tan solo un mes, era posible y hasta divertida a ratos. 
A pesar de que en estos últimos días he venido analizando exhaustivamente razones y más razones que han motivado nuestro alejamiento, las palabras más precisas en el diagnóstico creo que son: -hemos cerrado la puerta a un futuro empedrado de respuestas para adentrarnos en el incierto y estimulante (también decepcionante, me temo) de las preguntas-. Lo que acabo de decir parece cursi, pero no, es tan solo cierto.
Con esta decisión, ambos, hemos comprado una insoslayable responsabilidad ante nosotros mismos, por separado, claro: crear cauces vitales, sociales y vivenciales que potencien nuestras vidas, en este momento de cansancio y falta de aliento. Tanta previsibilidad ya era imposible.
Por estas razones, tan poderosas, ambos estamos contentos, una vez superada la epifanía triste del alejamiento. También debemos estar felices, y lo estamos, por tener la inmensa suerte de que hasta la separación la hemos asumido juntos y contentos. Hemos muerto de éxito como pareja: imposible pedir más a la vida.
Deseo que la suerte nos acompañe a los dos, de por vida. Nos la hemos ganado.
El sábado día cinco, por la mañana, Naty recogió las últimas cosas que quedaban y las cargamos en el coche. Antes de salir por la puerta para siempre, ambos nos emocionamos (a pesar de que nos veríamos al día siguiente para asuntos logísticos). Nos abrazamos y Naty salió. Cuando la puerta se cerró tras de ella, lloré, desconsoladamente. Cuando escribo esto, inmediatamente después, sigo llorando. No lo volveré a hacer. Mañana ya será otro día y nosotros, otros, para el resto de nuestro tiempo.

Pepe Fuentes ·