EL MAPA DE LOS DÍAS
90. Sábado (dos de octubre de 2021)
En el último momento el viaje a Madrid se frustró (con los billetes del Tren de la Bruja y del Museo de Prado comprados). Tuve que quedarme con Míster Brown (Naty tenía compromisos).
No era grave, al fin y al cabo, el Museo del Prado va a seguir ahí (ya lleva dos siglos). Tampoco me apetecía mucho mover mi culo de mi cheslong. A lo mejor, pegado a mi pesada y plana cotidianidad o por despecho vital, se me ocurría algo interesante que escribir o perpetrar. Nunca se sabe.
Anoche vi un interesante documental sobre la última obra encontrada y catalogada de Leonardo da Vinci, Salvator Mundi. Realizado por Antoine Vitkine y espléndidamente narrado en clave de thriller, avanza en un despliegue temporal pleno de intriga e interés desde la adquisición de la pintura en Nueva Orleans (2005) por algo menos de diez mil euros, hasta dos mil diecisiete donde es adquirido en subasta de Christie’s, por el príncipe heredero saudí, por cuatrocientos millones de dólares, más cincuenta en concepto de comisión. Se convirtió en la obra de arte más cara de la historia. Naturalmente, a lo largo de algo más de diez años, hubo todo tipo de polémicas, controversias e intrigas sobre la autoría o no de Leonardo. Finalmente, a pesar de objeciones de ciertos especialistas, se ha considerado, mundialmente, que es auténtica, eso sí, con aportaciones de su taller, pero con el toque inconfundible del maestro. A mí también me lo parece y no es por otra razón que no sea filosófica o espiritual si se quiere, porque si no, No. (qué puedo saber yo de pintura antigua, nada, desde luego). Esta obra sufrió multitud de repintes y deterioros a lo largo de quinientos años; finalmente fue restaurada antes de que fuera expuesta en la National Gallery de Londres, desde noviembre de 2011 hasta febrero de 2012, y que supuso una formalización todavía condicionada de la autoría a Leonardo da Vinci.
Mirando atentamente el Salvator Mundi, o no, da igual como mires al personaje, éste transmite un halo de autenticidad incuestionable. Es de Leonardo, indubitablemente, me parece.
Lo que resulta una maravillosa eventualidad es que el Arte, si es verdadero, termina imponiéndose a todas las inimaginables circunstancias adversas. Emerge divinamente en todo su esplendor, misterio y belleza desde el más aberrante maltrato. Igualmente, resulta increíble como también el Arte (con mayúscula), puede convertir la materia deteriorada, arrumbada y despreciada, en la más preciosa y preciada joya que imaginar se pueda. Bueno, esto último, gracias a ingentes toneladas de vanidad humana, o tal vez, lucidez, no lo sé: no estoy capacitado para pronunciarme sobre cuestiones tan complejas, ajenas y sideralmente lejanas.
La Fotografía: Individuo en estado de trance contemplando la pintura del Salvator Mundi. Imagen mostrada en un documental promocional de Christie’s, no solo él sino varios más, algunos llorando. Hasta Leonardo DiCaprio aparece con ojos llorosos, transido de trascendencia espiritual. Entiendo la emoción que es capaz de provocar el Arte y todos los primeros planos que aparecen en ese documental parecen verdaderos, aunque algo sobreactuados.