22 OCTUBRE 2021

DIGRESION SEIS. Los besos, de Manuel Vilas (2021). Ebook. Editorial Planeta (2021)
Novela de amor; de desamor; de besos, muchos; de erotismo; de Oscuridad; de la muerte en vida; del paso del tiempo. Y de las relaciones otoñales e imposibles.
A lo largo del tiempo he venido diciendo en este diario que me gusta mucho Manuel Vilas, pues bien, esta novela me ha gustado más, si cabe.
Es lúcida, quirúrgica, precisa, exacta. También sentenciosa, como a mí me gustan las novelas.
Es un relato plagado de digresiones (como este diario): pero a diferencia de este artefacto, remedo de las pasiones de las que habla Vilas, las suyas son ineludibles porque están perfectamente entroncadas en el contexto de lo que cuenta y del porqué lo cuenta.
Si me dejara llevar por el entusiasmo que me ha despertado esta obra tendría que dedicar varios días a escribir sobre ella. No lo haré.
También podría incluir alguna que otra cita. Sí lo haré:
“Maldita sea la edad madura, que es la edad de las incesantes precauciones, que asustan al amor. La edad del millón de cautelas”. Manuel Vilas
Sí, porque Vilas habla del amor de segunda vuelta, a destiempo, porque ya el erotismo (léase amor), o viceversa, está poblado de titubeos, inseguridad, prevención y desaliento; aunque la enajenación amorosa que nos cuenta sea auténtica, asombrosa y creíble al mismo tiempo. “…Los amantes ratifican su complicidad con los besos. Si se besan, el pacto sigue vigente”. Manuel Vilas
Los adultos, por no decir los viejos (sus criaturas todavía no lo son), ya no podemos vivir historias de amor, sencillamente porque esa posibilidad ya la gastamos hace mucho tiempo y segundas y sanas oportunidades no hay, no pueden existir; lo mismo que no hay segunda juventud, que es, precisamente el momento de la pasión, o del erotismo, o en el colmo del prodigio, del amor (cuando existe el erotismo y la pasión). Quien lo afirme, miente y solo pretende disipar las insufribles sombras de amenazan su propia vida (de la Oscuridad, que diría Vilas).
Otra cita: “La vida sin pasiones solo es supervivencia. Y la pasión importante es enamorarse de otro ser humano, poner en sus manos tu vida”. Manuel Vilas
No quiero extenderme más porque enmarañaría la emoción que he sentido en muchos momentos con la lectura de esta magnífica novela. Por si fuera poca la empatía que siento con la escritura de Vilas, y especialmente con esta novela, se da la circunstancia que la he leído tan solo dos meses después de que finalizara mi propia historia de amor, o de costumbre, que ya ni sé cómo definirla. Por ese error interpretativo o extraña y oportuna razón he sentido que me estaba especialmente dirigida, como si fuera una especie de coincidencia mágica: la escritura de Los besos y mi propia circunstancia. Por último, otra cita, que me viene como anillo al dedo, como de encargo:
“Cabría incluso que se produjera una lucha de vanidades: quién ha dejado a quién, quién se ha atrevido a decirle que no al otro; pero si una cosa maravillosa te regala la madurez es la desactivación de toda vanidad y la activación de la belleza del adiós, sea de la naturaleza que sea ese adiós y tenga la causa que tenga. Si ha sido ella quien me ha dejado, no puedo estar más agradecido, porque se evita así una futura debilidad de mi espíritu, aquella que aceptaría nuestra futura vida en común pese a que la pasión ya se hubiera terminado. Si todo ha terminado por mi falta de convicción amorosa, he de decir que esa falta de convicción es hija de la clarividencia”. Manuel Vilas