10 DICIEMBRE 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
TV. Película Queridos Camaradas, de Konchalovski
Soporte de imagen
DIGITAL (3200)
Fecha de diario
2021-12-10
Referencia
9780

DIGRESIÓN TRES. ¡Dorogie tovarishchi! (Queridos camaradas). Rusia (2020). Guion: Elena Kiseleva y Andrei Konchalovski. Dirección: Andrei Konchalovski. Intérpretes: Yuliya Vysotskaya, Vladislav Gusev, Yulia Burova, Sergei Erlish.
Solo falta un dato para que la historia que cuenta esta magnífica película sea un perfecto ejemplo de la estupidez, alienación y fanatismo humano: que los hechos ocurrieran realmente, y ocurrieron. Sucedió en la Unión Soviética en mil novecientos sesenta y dos: rememora la masacre de Konchalovsky de forma impactante. Lyudmila, es miembro de una cierta significación en el partido comunista local de Konchalovsky. Entre una numerosa población de obreros industriales creció un descontento plenamente justificado: los precios subieron y los sueldos bajaron. Era una terrible y peligrosa conjunción de decisiones gubernamentales (en sociedades comunistas todo lo deciden los gobiernos que desgobiernan la vida de las gentes) que solo podía traer descontento. Eso es exactamente lo que sucedió, pero claro, con el partido único (comunista, claro) pocas bromas. Gentes muy enfadadas y dispuestas a todo en las calles con pancartas, entre las que había, paradójicamente, imágenes de Lenin y Stalin (cuarenta años después todavía no se habían enterado cual era el origen de sus males). Enfrente tenían a un auténtico ejército de burócratas del partido, policías (KGB), y el propio ejército. Todos ellos también estaban dispuestos a todo. Con ese reparto de fuerzas tan desigual el resultado solo podía traer sangre, mucha sangre, lágrimas, infamia y tragedia. Andrei Konchalovski, crea una perfecta narración de los hechos: por un lado, despliega un fresco palpitante y fidedigno de cómo se conducían y se las gastaban los políticos (el mando supremo comunista en ese momento lo detentaba Kruschev), la KGB, y, por supuesto, el ejército, todos ellos conformaban la opresiva y ominosa arquitectura dictatorial; y por otro la microhistoria familiar de una madre y su hija. La estructura global resulta perfecta desde la perspectiva histórica, social y política; mientras la otra, la personal, queda más diluida y efectista por los componentes emocionales que adhiere a la protagonista. Las conclusiones que se desprenden del comportamiento de los protagonistas de esta historia son obvias: todos aquellas personas que se encuentran cómodamente instaladas en las entrañas del sistema son capaces de defenderlo fanáticamente, aunque se sostenga sobre una falta absoluta de principios morales, como son la democracia (esta es, más que un sistema político e ideológico, un valor moral) solidaridad, humanismo, justicia (también valor moral), por no hablar de libertades fundamentales del ser humano. Lyudmila es capaz de pedir la muerte para los agitadores hasta que se tropieza brutalmente con un hecho que la desarma: una de ellas es su propia hija. No está nada claro que esa idólatra y ferviente comunista descrea de la ideología que la enfrentan a la peor de las tragedias: la muerte de su hija. Independiente de todas estas consideraciones ad hoc para mi propio uso; la película es espléndida, con ritmo siempre interesante y tenso, una pulcra fotografía en blanco y negro y estimables interpretaciones. Excelente y multipremiada.

Pepe Fuentes ·