16 DICIEMBRE 2021

DIGRESIÓN CINCO. A Siege Diary (Diario de un bloqueo). Rusia (2020). Argumento del libro sobre el asedio de Danila Granin y Alesei Adamovich. Director: Andrey Zaitsev. Intérpretes: Olga Ozollapina, Sergey Dreyden, Aleksandra Granina, Vasilina Makovtseva, Polina Filonenko.
Dos millones y medio de civiles quedaron atrapados en el otoño de 1941, en la ciudad de Leningrado (San Petesburgo). Ese primer invierno fue el más duro del largo asedio (872 días, hasta 1944) en el que murieron más de un millón de personas por hambre, frío y enfermedades, aparte del efecto bélico devastador, aunque, aparte de los incesantes bombardeos de la artillería, al menos en la película no hay acciones bélicas de infantería.
El alcance y dimensión de la tragedia fue devastador, inconmensurable y la mera visión de lo que pudo ser y que la película trata en un puro y bellísimo blanco y negro (solo podía ser rodada en un gélido monocromatismo) es difícil de soportar; pero es precisamente eso lo que hace que esta historia sea inalcanzable. Está más allá de todo lo que pueda ser imaginable. Una pesadilla de principio a fin, que, si bien homenajea merecidamente a las víctimas de aquel infierno, no hay modo de penetrar realmente en la entraña y naturaleza de semejante cataclismo humano.
A medida que la narración avanzaba yo me fui alejando de lo que veía en la pantalla, desentendiéndome de lo que me contaba la película porque el recorrido dramático casi se acaba en las primeras imágenes, sustituido por una sinfonía distópica, que, si bien es perfecta en la concepción, sobre todo esteticista, apenas si cuenta algo más. Las imágenes y solo ellas son de una pulcritud en su concepción y ejecución difícilmente superable; sí, pero a partir de ahí que hacemos los espectadores, quedarnos con la mera exposición fotográfica. Uno de los aspectos más significativos e inquietantes es el silencio y lentitud con la que sucede todo. Espectral la ciudad, las personas y los muertos, arrastrados penosamente por sus familiares. Bien es verdad que hay una protagonista, al parecer que ofreció su testimonio que inicia una titánica peregrinación por la fantasmal y torturada ciudad a la búsqueda de su padre, al que encuentra. Y, después vuelve a ayudar en la ciudad; y ya está. No, no es suficiente. Toda esa excesiva y grandilocuente puesta en escena no llega a sostenerse a lo largo de dos horas de metraje. Demasiada y reiterada tragedia, tristeza y desolación.