2 ENERO 2022

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Argés (Toledo)
Soporte de imagen
-DIGITAL 640
Fecha de diario
2022-01-02
Referencia
4075

DIARIO de las otras COSAS 28
Treinta y uno de diciembre dos mil veintiuno (1)
CRONOLOGIA INFALIBLE

El comienzo del día no ha sido confortable precisamente: me he despertado a las cuatro y media de la madrugada y ya no he podido conciliar el sueño (ahora, a las siete, tengo que realizar un gran esfuerzo para que mi cabeza no se golpee con el teclado, dormida).
No sé qué voy hacer a lo largo del día (el último del año). Podría  predecir y comprobar en lo que me equivoco porque me asalte lo imprevisto. Seguro que No.
Veamos:
7:00 permaneceré frente a la pantalla, escribiendo, una hora más (llevo desde las cinco, más o menos), o trasteando entre archivos y documentos. Naturalmente, no veré ni oiré noticias para no ensombrecer el día. Oigo música (que no escucho), siempre como telón de fondo para mis orejas, en este caso un podcast de Grandes Ciclos de Radio Clásica, dedicado a Josken.
8:00 bajaré a la cocina con Charlie (ahora duerme en su cama, cerca de mí). Desayunaremos ambos: yo, tosta de salmorejo con jamón, un poquito de vino y un café solo. Charlie, pienso, unos trozos de mortadela y su pastilla diaria para la alergia autoinmune en las almohadillas de sus patitas.
9:00 saldremos a dar nuestro paseo diario abriéndonos paso entre una niebla espesa.
11:00 volveremos a casa. Subiremos al estudio, encenderé el ordenador y otra vez a lo mismo de todos los días: escribir, corregir, revelar alguna foto y ya está.
13:30 volveremos a bajar a la cocina a comer (ahora no sé qué, mañana informo). Charlie, lo mismo: pienso y mortadela (la dieta del pobre Charlie no es muy variada).
14:30 vuelta al estudio. Primero una hora de reposo en sillón de dos plazas, pero amplio, frente el ventanal desde donde reposo la cabeza solo veo el cielo y ahora no sé si será azul o gris (mañana informo)
15:30 vuelta a la cheslón desde donde escribo estas tonterías (permaneceré en esta tonta postura en torno a tres o cuatro horas).
19:30 otra vez a la cocina, salida a dar una corta vueltecita con Charlie para que haga sus necesidades (siempre dos o tres meadas en las que no tarda nada y vuelta a casa)
20:00 prepararé la cena: Charlie lo mismo que las dos comidas anteriores. Yo ahora no lo sé, supongo que una ensalada y algo de fiambre, como casi siempre (mañana informo). Dado que es el jodido último día del año, recibiré dos o tres llamadas de felicitación: Gabriel y su familia (que también es la mía, claro); Naty y la suya (todavía medio familia); quizá dos o tres amigos, como mucho; y Carmen, mi chica de ahora, a la que espero ver mañana.
21:00 a esta hora ya habré cenado y me dispondré a ver una película, tomándome un chupito de whisky (o dos), como todos los fines de semana (mañana informo del título). Charlie y yo no tenemos previsto celebrar cotillón de fin de año, ni bailar ni nada. Bueno, yo No, pero no sé si él se marcará un bailecito para celebrar el nuevo año (mañana informo).
24:00 me habré acostado hace aproximadamente media hora y habré leído un rato. Con un poco de suerte transitaré de un año a otro dormido (mañana informo).
La Fotografía: Charlie y yo planeamos nuestro paseo del último día del año por un camino recientemente descubierto. Avanzábamos tan contentos, bañados por una luz invernal matizada sutilmente por el ambiente invernal. Todo estaba bien. De pronto, a través de la bruma lejana apareció un globo lo que hizo que me alegrara mucho pues pensé que enseguida se iría perfilando y acercando. Me dije -en este paisaje tan sugerente, con una luz maravillosa, la suerte me ha regalado con una aparición imprevista que me ofrecerá la posibilidad de realizar unas tomas que sin duda me gustarán- Hice esta toma y decidí esperar a que el globo se acercara más, circunstancia que estaba seguro que sucedería. Mientras, salí del camino para fotografiar un árbol seco de sugestivas formas. Cuando volví a situarme frente a la posición donde suponía que estaría el globo (tan solo habían pasado tres o cuatro minutos), el globo ya no estaba. Había desaparecido súbitamente, igual que había aparecido. Miré y miré el horizonte y nada. Me parecía imposible que se hubiera esfumado tan rápido (los globos avanzan o retroceden lentamente). Fue un escapismo aerostático mágico, como un truco: ahora lo ves, ahora no. Debió ser cosa de Dios, que como he cuestionado su existencia estos dos últimos días, me ha castigado sin fotos bonitas.

Pepe Fuentes ·