3 ENERO 2022

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Argés (Toledo)
Soporte de imagen
-DIGITAL 640
Fecha de diario
2022-01-03
Referencia
4069

DIARIO de las otras COSAS 29
Treinta y uno de diciembre dos mil veintiuno (y 2)
CRONOLOGIA INFALIBLE

Sitúo esta entrada el treinta y uno (aunque la estoy escribiendo el uno de enero), porque es la confirmación o No, de lo que viví realmente este día y que predije ayer (hasta las nueve ya lo conté ayer, luego está confirmado)
Veamos:
9:00 tan solo teníamos que decidir dónde iríamos y eso hicimos: Un entorno de bosque bajo en un pueblo cercano, Argés, en el entorno de un embalse. A lo largo del paseo fui escuchando Patria, de Fernando Aramburu, que por fin me he decidido a leer (escuchar). Lo extraordinario del paseo, aparte de la belleza del recorrido y de la brillante luz de la mañana fue que presencié un hecho inexplicable: la aparición y desaparición de un globo aerostático, como si de un truco de magia se tratara (lo conté ayer en el apartado de La Fotografía).
12:00 volvimos a casa una hora después de lo previsto. Al llegar a mi casa, un vecino que vive más arriba me entretuvo diez o quince minutos contándome su afición a los cochecitos teledirigidos y lo bien que se lo pasa construyéndolos y haciéndolos funcionar como un todo terreno por campos abruptos (incluso me hizo una demostración, que yo celebré, cómo no). Mi vecino es un auténtico chaval. Lo escuché pacientemente, y, además, como soy un tipo atento le hice hecho muchas preguntas relacionadas con el funcionamiento de esos artilugios, por cortesía de buena vecindad, porque a mí esos cochecitos a pilas me interesan exactamente lo mismo que una puñetera mierda. Pero, al vecino, a lo largo de casi quince minutos le hice feliz escuchando atentamente su disertación sobre su apasionada afición. Él, a mí, no me preguntó absolutamente nada sobre mis aficiones o cualquier otro aspecto de mi vida (a mi vecino le intereso más o menos lo mismo que a mí sus cosas y su cochecito, la diferencia está en que yo escucho y él no). Por lo demás: exactamente igual a lo previsto de antemano, igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer.
13:30 bajé a la cocina a seguir con el plan: exactamente igual a lo previsto de antemano, igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer. Mientras comí (sobras de otros días y un huevo frito) vi un capítulo de una serie histórica sobre el Imperio Romano.
14:30 vuelta al estudio: exactamente igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer. Ah, se me olvidaba, el color cielo desde mi posición decúbito supino era azul.
15:30 vuelta a la cheslón: exactamente igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer.
17:00 me llamó Carmen, charlamos de cosas diversas, bromeamos un poco y quedamos a la hora en la que la recogeré en la estación al día siguiente (eso estaba previsto que sucediera, más o menos).
19:30 otra vez a la cocina: exactamente igual a lo que predije por la mañana y  relatado en el diario ayer.
El itinerario previsto por la mañana (diario de ayer) lo cumplí escrupulosamente, salvo el retraso de una hora en el paseo por el campo (por esperar al globo que no acudió).
20:00 preparé la cena para mí: una triste ensalada, berenjenas rebozadas que había hecho hacía un par de días y un yogur (una puta mierda de cena), y para Charlie lo de siempre (tampoco nada extraordinario para él), y después:  todo exactamente igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer.
20:30 Hablé por teléfono con las siguientes personas: Gabriel, mi hijo; Lucía y Emma, mis nietas; Jackie, su mujer (llamaron ellos). Después: Julián, hermano de Naty; Natividad, su madre y Carol, la mujer de Julián (llamé yo); Armando, mi querido amigo (llamó él). Con nadie más hablé en esta tarde noche. Menos personas que otros años (se confirma lo que dije ayer, cada vez menos gente en mi vida).
21:00 todo estaba ocurriendo con arreglo a lo previsto: exactamente igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer. La película que decidí ver: La Ceremonia, de Claude Chabrol. Muy bien. Crucé algunos mensajes cariñosos con familia y, especialmente, con Carmen.
24:00 me llamó Naty (ya estaba acostado). Nos felicitamos el año. También hablé con Luna, su sobrina. Como suponía, Charlie no había bailado para celebrar el nuevo año. Yo tampoco. Lo demás: exactamente igual a lo que predije por la mañana y relatado en el diario ayer.
Conclusión: si en dos mil veintidós el nivel de variabilidad y sorpresa es igual que hoy, salvo por lo del globo mágico, ya puedo dar un salto a dos mil veintitrés, porque este año será terriblemente previsible.
La Fotografía: Charlie respondiendo diligentemente a mi indicación de que volvíamos a casa. Inmediatamente después desapareció y a lo largo de más de dos kilómetros de marcha por el monte de abundante vegetación, no acudió a mis llamadas (me temí lo peor, que se desorientara y me tuviera horas buscándole); pero no, debió seguirme olfateando porque poco antes de terminar el itinerario se presentó presuroso. Muy listo mi perrito.

Pepe Fuentes ·