LOS MICROVIAJES: Madrid y alrededores (1)
Sábado, ocho de Enero de dos mil veintidós.
Salimos de Coslada a las diez y media de la mañana, más o menos, en dirección a Nuevo Baztán.
Llegamos poco más de media hora después, sin novedad.
No sé por qué tenía muchas expectativas en la visita de ese pueblo; bueno sí, me parecía una interesante excepción en sus orígenes, ya que se puede considerar un pueblo nuevo, como indica su nombre, sin serlo porque se remonta a principios del siglo XVIII (1709/1713). La fundación se debe a Juan de Goyeneche, noble ilustrado, político y adinerado de la época, con fines industriales (fábrica de vidrio). El diseño y las edificaciones singulares (Palacio del propio Goyeneche), se debió a José Benito de Churriguera, amigo personal del fundador.
Con toda certeza, el enclave de interés era el Palacio, no solo el exterior, sino también el interior, pero no lo visitamos (visita guiada fuera de hora y completa). Dimos una vuelta por las calles en torno al Palacio, trazado urbanístico en retículo octogonal y caserío sobrio, sólido y bien conservado. Fue diseñado y construido para los artesanos que atendían el complejo industrial.
De Nuevo Baztán nos acercamos al pueblo cercano de Olmeda de las Fuentes, pueblo blanco que se extiende en una pendiente de calles empinadas y sinuosas. Al parecer fue habitado por artistas desde mediados de la década de los sesenta, entre ellos algunos pintores de la época del informalismo y la abstracción española de mediados de siglo pasado. Ahora no sé si habrá artistas o no (no nos enteramos).
Pueblo urbanísticamente interesante, especialmente por su ubicación y estética de connotaciones andaluzas.
Esta visita no estaba prevista en nuestra hoja de ruta.
Callejeamos: subimos y bajamos por calles empinadas. Una hora después decidimos largarnos…
La Fotografía: Escalera de acceso al Palacio de Goyeneche, desde el Centro de Interpretación. Estos centros nunca faltan en ningún sitio mínimamente turístico; sirven para hacer papilla digestiva cualquier atisbo de misterio y contestan a cualquier pregunta que se te pueda ocurrir sobre lo que ves y no ves. Encima, dirigen los pasos de los visitantes eliminando cualquier curiosidad, desviación del itinerario previamente marcada o interrogante propia. Adoctrinan y domestican, es la difusión cultural democrática, masiva y pasiva -me digo-. Una puta mierda encapsulada.