MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo seis: ARCO, Feria Internacional de Arte Contemporáneo.
SIGO con Arco de dos mil veintidós un rato más, fotos tengo muchas (por lo menos treinta).
Hay dos formas de hacer arte contemporáneo (hay más pero ahora no me apetece pensar en ello); a saber, la patentada por Duchamp, readymades (1914, más o menos) que supuso un salto al vacío en Arte, un antes y un después, un punto de inflexión sin retorno; y una definitiva alternativa a lo que él también llamó “arte de la retina” en el que no estaba interesado y que podríamos llamar -analógico-, por resumir.
No voy a explicarme a mí mismo lo que son los readymades, porque más o menos lo sé; y todo el mundo, sin excepción, también.
La otra fórmula sería cuando el artista no reelabora o reinterpreta lo ya fabricado; si no que lo crea él mismo, pero eso sí, siempre manteniendo una tensión creativa expansiva que se aleja de los soportes, lenguajes y percepciones tradicionales. Con frecuencia, en estos casos, los artistas medrosos o interesados se ven en la obligación de explicar lo que han hecho y por qué. A estos se le suele encuadrar en la fórmula conocida como arte conceptual. Este tipo de arte y artistas son mayoría en el contexto del Arte Contemporáneo. Yo siempre he sido muy escéptico hacia este tipo de creaciones, sencillamente porque siempre serán tributarios de lenguajes ajenos a la propia creación, como es la filosofía, la literatura, la política, la sociología, la gramática, el marketing… y muchas otras disciplinas. No, no creo estar poniéndome tradicional o clásico, es pura lógica, a saber: el David de Miguel Ángel se explica por sí mismo así pasen siglos. Una obra de Jeff Koons, o de Santiago Sierra, o de Damien Hirst, o de la omnipresente a todas horas Marina Abramovic, o de Joseph Beuys (Cómo explicar los cuadros a una liebre muerta, por ejemplo), y otros muchos, muchísimos, necesitarán una piedra rosetta (opción poética) para interpretar sus crípticos mensajes; o en su defecto, un folleto (opción utilitarista). Los artistas contemporáneos desprecian la belleza canónica, sin más, y eligen lo incomprensible, pero buscan pertinazmente ser comprendidos y hasta amados, y, por supuesto, bien pagados. Muchos lo consiguen…
Bien, así es el Arte Contemporáneo, que a mí me gusta tanto.
Todos los agentes que intervienen en este tinglado me hacen mucho bien porque me permiten utilizar (fotografiar) sus creaciones y hacerlas mías por medio de la sencilla técnica de fotografiarlas… Me comporto como un pirata cualquiera, eso sí, completamente inocente e inocuo…
La Fotografía: A mí, desde que empecé a fotografiar me han gustado siempre las fotografías con maniquíes, o máscaras, o disfraces (he realizado muchas de este tenor a lo largo del tiempo). Sí, porque todo arte pasa por una cierta reinterpretación de la naturaleza muerta o viva (sobre todo personas), y en Arco siempre me encuentro con obras que comportan la utilización de atrezos que muy bien podría haber montado yo, pero que los artistas contemporáneos se ocupan de facilitarme (son de una amabilidad y generosidad infinitas).